Año 2002
Andrea Giunta – Libro
Andrea Giunta, (1960) es Doctora en Filosofía y letras, orientación en Historia del Arte por la Universidad de Buenos Aires en la que desde 1987 enseña Historia del Arte Latinoamericano Contemporáneo. Profesora invitada en el Department of Roman Studies, Duke University, Becaria de The J. Paul Getty Postdoctoral Fellowship in the History of Art and the Humanities, desarrolla sus investigaciones en el Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio Payró.
En 1989 y1999 obtuvo Primera Mención en el Premio Jorge Feinsilber a la Crítica de Arte, el Premio de la Crítica de Arte 1991 otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte así como el Premio a la Producción Científica, Ciencia y Técnica de la U.B.A.
Ha publicado artículos en libros y revistas especializadas y presentado sus investigaciones en más de 30 coloquios y conferencias en Argentina, Chile, Brasil, México, Uruguay y E.E.U.U.
Su libro “Vanguardia, internacionalismo y política. Arte argentino en los años sesenta”, publicado recientemente por Paidós, es de lectura insoslayable y abarca un período en el que dominaba la certeza de que todo podía hacerse para convertir a Buenos Aires en un centro internacional de arte a la manera de París o Nueva York.
Concebido a lo largo de una década es la revisión de su tesis doctoral y como investigadora sagaz ha relevado archivos institucionales como el de la OEA (Washington), el MOMA y el Centro Rockefeller (Nueva York), Bienal de San Pablo, Archivos Kaiser (Córdoba) y los privados de Jorge Romero Brest, Alfred Barr, Jr., Clement Greenberg, por sólo nombrar algunos.
La situación nacional e internacional permitía pensar que el arte argentino podría salir de su condición periférica, es por ello que la autora está más interesada en analizar las alianzas coyunturales, las políticas institucionales, los discursos críticos y programas artísticos en el contexto de la historia política que en las convencionales biografías o movimientos.
El énfasis en lo político es un factor relevante en su análisis por su constante fricción con el campo de la cultura, un aspecto ineludible que los artistas tomaron como tema que debía también plantearse desde nuevas formas.
Y aquí aparece el “arte de vanguardia”, requisito indispensable para presentarse en la escena internacional, un arte “distinto”, actualizado, nuevo y realizado por jóvenes, más tarde institucionalizado, y que contradijo una noción central del vanguardismo como es el antiinstitucionalismo.
El relato es cautivante, preciso, erudito en las citas de pensadores y filósofos. Permite al lector la revisión del contexto político, social y económico en el que se desarrollaban los salones de arte, los premios, la influencia de figuras como Romero Brest, Gómez Sicre, director de Artes<Pláticas de la Union Panamericana, Julio Llinás y su controvertida reacción ante André Malraux ,entonces Ministro de Asuntos Culturales del gobierno de Charles de Gaulle, que más allá de lo anecdótico demuestran las nuevas políticas de reparto del mundo, esgrimiendo como slogan “las fuerzas del espíritu” en contraposición a la dupla capital versus comunismo de esa época.
Un capítulo importante lo constituye “La Escena del Arte Nuevo”, con el desarrollismo como telón de fondo, la creación del Instituto Di Tella a partir de una colección formada bajo la tutela del crítico italiano Leonello Venturi, la concreción del proyecto de Rafael Squirru de inaugurar el Museo de Arte Moderno (en los cuatro pisos del Teatro San Martín) y la llegada en 1963 de una exposición que reunía a Franz Kline, Willem de Kooning, Jackson Pollock, Mark Tobey, representantes de la avanzada surgida durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro capítulo relevante es “La Vanguardia como problema” en el que aparecen los artistas rebeldes o malditos. Renzi, contrario a la “cultura mermelada”, Kemble y su “arte destructivo”, Greco, artista irreverente al que Luis Felipe Noé define como “el emblema de la liberación del prejuicio”. El grupo “Otra Figuración”, celebrados y reconocidos por la crítica y la perturbadora acción de Rubén Santantonín con su NO-objeto.No-hombre.No-pintura. No-escultura. No-obra de arte.
Giunta registra a Santantonín y a Marta Minujin como los creadores de “La Menesunda” pero los medios sólo consignaron a ésta artista como la única autora que ya había copado la escena con sus actitudes espectaculares y provocativas.
“Estrategias de Internacionalización” es fascinante. Aquí la autora reseña el lugar de Latinoamérica en los intereses de E.E.U.U. desde la segunda posguerra como factor prioritario en cuanto a su cultura, problemas sociales y económicos y que atrajo la atención entre la intelectualidad norteamericana. Desfilan así la creación de Premios Internacionales, p.ej. los organizados por Industrias Kaiser, Esso, el Premio Internacional de Escultura del Instituto Di Tella, la participación de Sir Herbert Read, Argan, James Sweeney, ex director del Museo Salomon Guggenheim como jurados, la complicada red de intereses suscitada por la presencia del crítico francés Pierre Restany y del norteamericano Clement Greenberg que como lo señala la autora, “trasladaron al territorio nacional una batalla por el control internacional de los estilos y de las formas”.
En “Aporías del Internacionalismo”, Giunta se refiere a la canonización de la abstracción ya que el arte latinoamericano para entonces se había despojado de todo vestigio folklorista, el descubrimiento, por parte de los artistas,de Nueva York como el centro de arte moderno. Se suceden exposiciones de artistas latinoamericanos, los argentinos a la cabeza en número, hecho que el crítico del New York Times, John Canaday calificó como una suerte de invasión además de coloquios comparativos acerca de las culturas de ambas regiones.
Hacia 1967, época de Onganía, y durante la III Bienal de Kaiser en Córdoba se producen hechos que sumados a la opinión de los críticos como Sam Hunter en cuanto al contenido estético, muy parecido al que se producía en los centros internacionales, el interés por nuestro arte comienza a desvanecerse.
Una manera distinta de abordar la crítica de arte, un relato fascinante, en cuatrocientas páginas sobre una década, calificada por la autora en un ensayo precedente, como de extraordinaria densidad.
Publicado en Ambito Financiero 7/2
Xoul Solar en Reina Sofía
Si bien algunas obras de Xul Solar (1887-1963) integraron la muestra “Versiones del Sur” realizada en 2000/01 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), es la primera vez que éste le dedica una exposición antológica, proyecto iniciado en 1999 a instancias del crítico Juan M. Bonet, su actual director.
Consta de 125 obras pertenecientes, entre otros, a la Fundación Pan Club Museo Xul Solar, MALBA, Colección Constantini,, Galería Rubbers, Mario Gradowczyk, autor a su vez de un importante libro publicado en 1994.
Asimismo gran parte de la valiosa biblioteca de más de 3500 volúmenes, tan admirada por Borges (Ambito Financiero 13/9/01), objetos, correspondencia internacional, manuscritos, textos en panlengua, idioma por él inventado, su teatro de marionetas, el panjuego, un ajedrez con base astrológica y su célebre piano al que le modificó el teclado que permite tocar en cualquier tonalidad ocuparán sus salas a partir del próximo 26 de Febrero hasta fines de Mayo.
Son sus curadores y autores de los textos del catálogo, por España, Juan M Bonet, por Argentina, Marcos Barnatán, escritor argentino experto en Borges, radicado en Madrid y el crítico de arte Osvaldo Svanascini con la colaboración de la directora de la Fundación, Elena Lacassa y las curadoras del Museo Xul Solar.
No repetiremos en esta nota datos biográficos o la trayectoria del gran amigo de Jorge Luis Borges, tema casi mítico que debe rastrearse en textos, pinturas, lecturas compartidas, ideas, las mutuas influencias, los universos mentales más extraños construidos por el escritor que a su vez encontraron eco en las pinturas de Xul..
Tanto se admiraban que después de un famoso escrito de 1949 en el que Borges se refiere a Xul como “uno de los acontecimientos más singulares de nuestra época”, el artista dijo: “no lo merezco, no lo merezco, San Gracias Borges”.
¿Por qué, aún para aquellos que no frecuentan lecturas místicas, las fantasías de William Blake, la Cábala, el pensamiento de poetas del Tibet, escrituras persas, ideogramas chinos, San Francisco de Asís, religiones musulmanas, el budismo Zen, la alquimia, la astrología, es su pintura tan fascinante?
Porque como lo señala su amigo Osvaldo Svanascini, autor de la primera monografía sobre el artista publicada en 1962, Oscar Martín Alejandro Schultz Solari, su verdadero nombre, trató de hacer comprender la necesidad de rescatar el verdadero sentido de la vida a través de expresiones como : “nuestro patriotismo es enseñar el más alto ideal humano posible de humanidad, realizarlo y extenderlo al mundo”.
También es fascinante porque invita a penetrar en un mundo de armonía universal, un código de símbolos y signos, un universo atemporal, misterioso, colorísticamente refinado y del que no está ausente el
humor.
Cada vez que se muestra la obra de Xul o se frecuenta su museo, es extraordinario comprobar la actitud del contemplador. Este parece quedar atrapado, hechizado, entablando un diálogo íntimo con una obra plena de interrogantes, en algunos casos hermética ,pero que siempre proporciona un goce visual.
Entre las obras seleccionadas de 1919 está “Otros Troncos”. Estos se mimetizan en seres que danzan rítmicamente frente al sol, con planos de color muy estructurados. De 1923, época en la que vive en Munich y prepara con Emilio Pettoruti su regreso a Buenos Aires, “Tu y Yo”, rostros en primer plano, el cuadrado reservado para el hombre, ciertas redondeces para la mujer, la aparición de la serpiente, una descomposición geométrica de las figuras.
En 1936 pinta su maravillosa acuarela “Vuel Villa” (Villa Volante), un tema popular en historietas del espacio, ciudades flotantes y “Ciudá Lagui” en 1939, una visión de apretadas torres con el humo de sus chimeneas dibujadas infantilmente, escaleras rectas o zigzagueantes, elemento recurrente de su iconografía, que se pierden en un fondo de río, ciudades abandonadas por sus habitantes a través de planos que remiten a jardines.
Una serie de paisajes místicos correspondientes a 1949, colinas, montes, que se transforman en seres, p. ejemplo,”Plurentes” (Múltiples entes), en colores ocres intensos. De esta época es el prólogo de Borges ya mencionado y en el que señala que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña.
“Pan-Tree” (1954), árbol cabalístico-astrológico universal, pertenece al período ligado a sus estudios de la Cábala que le brinda el conocimiento de Dios, del origen del mundo, de los diversos niveles del ser y del origen del mal. De esta época es también “Proyecto fachada para el Delta”, lugar en el que pasa largas temporadas. Una arquitectura de piezas articuladas entre sí, opuesta a la del funcionalismo opresor de las individualidades ,en módulos de gran colorido suspendidos sobre pilotes.
Hacia 1961, las grafías constituyen una conjunción de símbolos con sus pensamientos o aforismos que vuelca pictóricamente en diferentes sistemas de escritura secretas que han sido en parte decodificadas con la ayuda de Lita Xul Solar, su esposa, fallecida en 1988 a los 86 años.
Merecido homenaje para un Weltburger o ciudadano del cosmos, cosmopolita de acuerdo a la definición de los estoicos, ciudadano del universo, según su entrañable amigo Borges.
Un nuevo libro sobre este singular artista con textos del crítico argentino Jorge López Anaya, del crítico español Juan M. Bonet y el filósofo español Francisco Jarauta, se presentará en Abril con motivo de la apertura de la temporada 2002 de la Galería Rubbers.
Publicado en Ambito Financiero 21/02
Alfabeto del Tiempo – Josefina Robirosa
“Alfabeto del Tiempo”, muestra antológica de Josefina Robirosa, permite una lectura muy comprensiva a la vez que más intimista respecto a su retrospectiva realizada en 1995, de una labor que abarca cinco décadas.
El recorrido no cronológico y el excelente montaje dan cuenta de los puntos de contacto en obras realizadas en la segunda mitad de los 60—una trama óptica urdida con franjas de colores que aprisionaban perfiles humanos—y las fechadas 2000. Lejos ya de esa suerte de Op Art, sin embargo persisten la dinámica visual y la compleja trama arquitectural a las que ahora se agrega la poética levedad y flotación en el espacio de la figura humana.
Cuando la artista “descubre” el paisaje en la década del 70, cielos, bosques o cordilleras, aparece encerrado en planos geométricos, p.ejemplo, es notable un lápiz s/papel fechado 1979, de carácter casi fotográfico por los contrastes del claroscuro, luminosidad y preciosismo dibujístico.
La serie de bosques, compactos, casi un cubo en primer plano pero que elude la rígida geometría, pastel y óleo s/tela, es otra manera de abordar el paisaje priorizando la idea de follaje a través de pequeñas pinceladas.
Es importante comparar estas obras con aquellas de los 80, época que continúa con el tema de los bosques “organizados, según Robirosa, en grandes masas con hendiduras oscuras y entradas húmedas por donde el ojo podía recorrer un interior desconocido”.
Este “Alfabeto del Tiempo” agrupa en Espacios/Transparencias, quizás sus únicas obras de dramática connotación en cuanto a situaciones de acecho, persecución y hasta destrucción generadas por vuelos rasantes, irrupción del negro ominoso y el contrastante blanco.
En Espacios/Estructuras, una técnica mixta sobre papel de 1958 así como otras pertenecientes a paisajes cósmicos anteriores, guardan estrecha relación con la estructura de obras recientes en las que, salvo la introducción de alguna forma humana, están recorridas por gestuales arcos envolventes sobre las líneas entrecruzadas de la parte inferior del plano en una suerte de arquitectura imaginaria.
En Espacios/Luminiscencia, obras de 2001, las pequeñas figuras que apenas bosquejads caen al vacío, giran o aún estáticas, otorgan mayor tensión a los espacios laberínticos bañados por una intensa luminosidad.
Artista de vasta trayectoria, asociada a épocas fundantes de nuestra pintura que se exponía en galerías como Bonino, Pizarro, Van Riel, abiertas a nuevas corrientes y alertas para detectar talentos, demuestra una vez más que su expresión cabe en “los límites infinitos de la pintura”.
Publicado en Ambito Financiero 25/3
XXV Bienal de San Pablo
En la conferencia de Prensa previa a la inauguración de la XXV Bienal de San Pablo, Alfons Hug (Alemania), primer curador general extranjero en su historia, se refirió al tema convocante “Iconografías Metropolitanas”. Dividida en 5 segmentos : “11 Metrópolis”, “La Ciudad N° 12”, “Representaciones Nacionales”, “El Núcleo Brasil”, “Video Arte Africano”, “Net Art” ocupa los 30.000 m2 del célebre edificio diseñado por Oscar Niemayer y reune obras de 190 artistas de 70 países.
El tema no sólo trata acerca de la imagen de la metrópolis en el arte contemporáneo sino también la manera en la que la energía urbana influye en los artistas. En la últimas décadas a raíz de la multiplicación de mega-ciudades en Asia, Africa , Latinoamérica y en un contexto globalizado, no hay más lugar para el pensamiento hegemónico y eurocéntrico.
Para el núcleo principal, Hug seleccionó cinco artistas por cada una de las 11 ciudades que, según su criterio, tienen un alto potencial artístico en el contexto regional : Berlín, Caracas, Nueva York, Londres, Moscú, Johannesburgo, Tokio, Estambul, Sydney, Pekín, San Pablo pero considerando que en algunas los artistas producen sus obras en precarias condiciones sociales y culturales.
Entre las preguntas acerca de la capacidad del arte para dar respuesta a la pobreza, violencia o exclusión social de las ciudades en el siglo XXI, su contundente respuesta fue que una Bienal no resuelve problemas concretos, sólo puede abrir los ojos a la realidad y promover la crítica profunda.
De Berlín, cuyo curador es el propio Hug, destacamos las fotografías color de gran formato de Frank Thiel, una cámara minuciosa sobre la febril actividad constructiva que tiene lugar donde alguna vez existió el dramático y ya mítico Muro. Como contrapartida, Michael Wesely exhibe fotos en grises de la Potsdamer Platz tomadas con una cámara especial y en las que congela el tiempo de escenas similares.
Elida Salazar, curadora venezolana, señala que Caracas es “muchas ciudades al mismo tiempo, “la del odio y el amor”, “la sin memoria”, “ la colgada”, “la pobre”. Uno de los artistas, Alexander Apóstol, retrata crudamente una serie de casas urbanas convertidas en bunkers donde no existen ventanas a las que irónicamente titula “Sevres”, “Limoges”, Rosenthal”.
En Johannesburgo, “ciudad del miedo y la esperanza”, la política y la cultura están intrincadamente unidas y a partir de 1990, muchos de sus artistas participan en muestras internacionales y bienales, dos de las cuales se han realizado en esa ciudad en 1995 y 1997. Los fotógrafos elegidos utilizan a la ciudad como telón de fondo para expresar sus ideas personales así como las de hondo contenido político.
Desde hace 150 años y a causa de la inmigración, Londres se ha convertido en una de las más multiétnicas capitales de Europa con una población de 700.000 habitantes, cifra pequeña en comparación con otros standards mundiales pero vasta en relación a Europa.
Después de la recesión de los 80 y comienzos de los 90, volvió a convertirse en uno de los centros más importantes de la moda, el diseño y el arte contemporáneo. Es conmovedor el video “Drunk” de 23´ proyectado en tres pantallas de Gillian Wearing .Como su nombre lo indica, capta la trágica realidad de una comunidad de borrachos marginales que forma parte de la escena callejera londinense, ignorados y evitados por los que por allí pasan. Otro británico, Glenn Brown, pinta. Retratos y paisajes derivados de reproducciones de otros artistas como Rembrandt, Fragonard, Dalí y sus óleos s/tela de grandes dimensiones, apocalípticos, remiten al Surrealismo, a películas de ciencia ficción e ilustraciones fantásticas.
Víctor Misiano, curador del grupo de artistas de Moscú, la define como “una ciudad que es más que un país”. Centro del poder político y económico, es la única ciudad de Rusia donde existe un activo mercado de arte y compiten dos ferias de arte.
Boris Michailov fotografía el submundo de los perdedores de la Rusia postsoviética. Vladimir Dubossarsky y Alexander Vinogradov cultivan la pintura de género con una visión positiva acerca del caos y la catástrofe, situaciones típicas de la vida rusa tanto actual como la de los años 20 y 30 que Valery Koshliakov plasma en precarias cajas de cartón.
En “ Nueva York, un ícono metropolitano”, el curador Julián Zugazagoitia, nos recuerda el tema de una canción : Nueva York es un estado de ánimo. “Inaccesible, siempre cambiante e indescriptible” .
Los artistas elegidos exhiben sus obras en Brasil por primera vez y entre ellos se destacan las anticipatorias fotografías de ataques terroristas de Nancy Davenport. Sarah Morris y las grillas de colores vibrantes en pintura industrial de los rascacielos identificados por el nombre de las poderosas compañías que los habitan y como siempre la maravillosa mirada interior de la iraní Shirin Neshat sobre dos universos irreconciliables, Este y Oeste. “Soliloquio” (1999), un film en color rodado en Turquía y en las escaleras mecánicas del World Trade Center.
Los artistas chinos ponen sobre el tapete la dicotonomía entre lo tradicional de su cultura y el modernismo occidental de Pekín mientras que de Tokio, la más moderna de las ciudades japonesas, sus habitantes intentan preservar sus raíces culturales, costumbres y tradiciones. Orimoto Tatsumi con Art Mama, serie mostrada en la última Bienal de Venecia que relata la enfermedad de Alzheimer de su madre, es un acto de amor transformado en acción en un barrio de Tokio como fondo.
San Pablo es una ciudad de 17.000.000 de habitantes, vital centro económico y cultural del país, con grandes desigualdades sociales, con enclaves fortificados y sofisticados sistemas de seguridad que separan a sus habitantes, donde caminar es casi imposible, donde las torres de cristal contrastan con las villas miserias , donde “el pasado tuvo lugar hace un instante” según Agnaldo Farías, curador de la representación nacional. Eligió artistas que aunque no muy conocidos por el público, son autores de una sólida producción. Entre ellos, Raquel Garbelotti apela a la nostalgia con una imagen proyectada de una decadente y clausurada estación de ferrocarril que unía San Pablo y Río de Janeiro.
Sobreponiéndose a este conflictivo escenario paulista, Arthur Lescher, un refinado escultor, presenta un contrapunto entre una supuesta balsa de madera encerada y un colchón de agua coloreada de azul, un poético paisaje mental.
Para “ La Ciudad N° 12, Una Utopía Posible en el Siglo XXI”, Hug invitó a 12 artistas capaces de diseñar una ciudad que sugiera nuevas estructuras, un modelo para nuevas sociedades, pero creemos que casi ninguna de las propuestas despertará inquietud o la sensibilidad de los arquitectos y mucho menos la de los poderes políticos.
La obra de los artistas chinos Huang Ping y Shen Yuan que montaron una favela dentro de una de las medio esferas del Congreso Nacional revela el fracaso de Brasilia como el ideal de ciudad perfecta, o Spencer Tunick (U.S.A.) con sus fotografías de centenares de seres humanos desnudos ,de dramáticas asociaciones, frente a edificios, en parques o rodeando fuentes así como la maqueta de la ciudad del futuro a través de la irónica mirada de Bodys Kingelez (Congo) serían las que más se acercan a esa utopía posible.
Las salas especiales con artistas contemporáneos de renombre internacional reemplazan a los núcleos históricos de otras bienales.Las fotografías de Andreas Gursky (Alemania) y Vanessa Beecroft (Italia), las pinturas digitalizadas de Jeff Koons (U.S.A.), constituyen los puntos más altos de este núcleo. De la representación brasileña destacamos a José Rufino, Gil Vicente, Eduardo Frota, pero más como individualidades, no muy integrados a l tema de la Bienal.
La Argentina está representada por Dino Bruzzone (1965), con maquetas y fotos del desaparecido parque de diversiones “Italpark”, un lugar de nostálgicas referencias para varias generaciones de porteños.
Chéri Samba (Congo), Atta Kim (Corea del Sur), Clare Langan (Irlanda), Chien- Chi- Chang (Taiwán), Marco Maggi (Uruguay), Alexander Brodsky (Moscú) y la obra de la década del 70 de Cruz Diez (Venezuela), son propuestas conmovedoras que merecen destacarse.
Cuando nuestra percepción de la realidad urbana está cada vez más constituída por imágenes transmitidas por los medios, cuando las mega-ciudades concentran corrientes migratorias que magnifican aún más la pérdida de identidad territorial, cuando más de un billón de personas viven en la cultura de la pobreza, cuando casi 850 millones de personas son analfabetas, cuando casi 11.000.0000 de niños mueren por causas evitables nos preguntamos cómo puede responder el arte a la pobreza, la violencia, la exclusión social que se han convertido en temas universales.
Quizás todo un desafío a un llamado que se hizo en la última Bienal de Arquitectura en Venecia : “Menos estética y más ética”.
Publicado en Arte al Día
Augusto C. Ferrari en Recoleta
La muestra “Panoramas-Cuadros- Iglesias Fotografías” del arquitecto y artista plástico Augusto César Ferrari constituye un verdadero descubrimiento. Organizada por sus hijos Susana y León Ferrari, este último, notable artista argentino, ha sido pensada como un homenaje a un fiel representante del espíritu renacentista.
Nació en 1871 cerca de Módena, Italia, se graduó de arquitecto en la Universidad de Génova y estudió pintura en la Academia Albertina de Torino. Antes de trasladarse a la Argentina en 1914 fue un conocido retratista de la nobleza italiana y expuso, entre otras importantes ciudades, en París, Roma, Londres y en E.E.U.U.
Como ayudante de su maestro Giacomo Grosso realizó el Panorama de la Batalla de Maipú (124mts. de longitud x 15 mts. de alto) encargado por el gobierno argentino en ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo.
Una vez en la Argentina, el Panorama de Messina Destruída, de su total autoría, no pudo ser expuesto por cuestiones burocráticas además de haberse declarado la primera guerra mundial lo que significó que se radicara en nuestro país.
Los “panoramas”, aunque realizados en bastidores entelados, eran pinturas murales hiperrealistas de 2000 metros cuadrados que generalmente representaban paisajes, episodios históricos, ciudades, batallas que el espectador en su entorno de 360° observaba desde una plataforma central.
Se originaron en Inglaterra en tiempos de la Revolución Francesa, de gran éxito en Europa reemplazaron a las tradicionales tapicerías de los salones de palacetes y hoy es considerado el arte por antonomasia de la Revolución Industrial
En 1916 se le encomendaron a Ferrari los panoramas de las batallas de Salta y Tucumán ,ambos de 95mts.x 11mts, y en 1928 el de la fundación de Bahía Blanca (65mts. x 11mts.) que lamentablemente no han sido conservados pero se cuenta con el registro fotográfico completo, ahora expuesto.
La vasta obra de Augusto Ferrari cuya vida se extendió casi un siglo—falleció en Buenos Aires en 1970—comprende pintura de caballete, desnudos, audaces para la época, paisajes, vistas de Venecia, flores, escenas de familia, con la ayuda de innumerables fotografías.
Estas fotografías que para él eran sólo una herramienta de trabajo, constituyen hoy, un legado importante que exhibe un aspecto lúdico de su quehacer como en el caso que ilustra esta nota, disfrazado de personaje bíblico junto a su esposa Susana Celia del Pardo a quien conoció poco tiempo después de llegar a Buenos Aires.
En 1927 construyó el claustro de Nueva Pompeya y en loa años siguientes inició una serie de iglesias y capillas en Córdoba : Sagrado Corazón de los Padres Capuchinos (1928/33), Nuestra Señora del Huerto (1931), La Merced (1936); las iglesias de Villa Allende (1932/34), Unquillo (1930) y Río Cuarto (1969). También en Villa Allende construyó una decena de casas entre las que se destacan “La Cigarra” y “el Castillo”. Otras construcciones religiosas de Alta Gracia, Argüello y La Calera ostentan su estilo combinatorio de elementos distintos de columnas, los colores de los materiales, en los recovecos de los espacios arquitectónicos.
En la década del 60 trabajó en la supervisión arquitectónica y dirección de obra de la Abadía de los Benedictinos en Buenos Aires y la restauración de los cuadros por él pintados en 1922 de la iglesia de San Miguel y quemados en 1955.
Esta exposición rescata del olvido a un sorprendente y ecléctico artista nacido en el XIX, testigo del surgimiento de importantes ismos de la historia del arte y cuya visión abarcadora le permitió desarrollar una fructífera labor.
Durante la muestra se presentará un libro con textos de Fernando Aliata, Roberto Amigo, Luis Felipe Noé y Luis Príamo que ayudarán a conocer su obra.
Publicado en Ambito Financiero 7/6
Basta de mujeres
El libro de artista es el eje formal de la obra que realiza un grupo de mujeres artistas bajo la denominación de Instantes Gráficos.
Reunidas desde 1999 han expuesto en la Argentina y en el exterior y en esta etapa de consolidación han abordado el tema de la mujer.
No se trata de reivindicación alguna, mostrar arte “feminista”, quedar encasilladas en el arte “bello” que supuestamente debía estar realizado por mujeres, entrar en categorizaciones como “arte alto o bajo”.
El proyecto coordinado por Carla Rey tiene como módulo una muñequita de trapo que , intervenida, está en la mayoría de los casos encerrada en una caja de acrílico.
La creatividad de las 49 artistas convocadas convierten a esta “inocente y asexuada” criatura en protagonista, tal como sucede en la vida real, de todos los temas. En la visión de algunas de ellas, debe ser “culta”, “eficiente”, “creativa”, “comprometida”. También “sofisticada”, “doméstica”, siempre “sexy”, una “diosa”.
También expresa todas las cargas a las que debe enfrentarse si quiere transitar el camino de la creación. El humor está presente cuando ella es el eje de la “famiglia unita” o cuando expresa su nostalgia por lo que hubiera querido ser, p.ej. una vedette y los prejuicios de la época se lo impidieron.
No falta la que aguanta todo con su corazón de oro (sic) y la que todo aguanta bajo botones a presión (sic).
B.O.W. (babies of war), aislada en su cunita hospitalaria, es un ejemplo de la realidad de niños acuciados por el hambre, por enfermedades o por el abandono así como aquella que muestra su dolor por la pérdida del amado con un tajo en la ropa, según la tradición judía, y que quizás sea el origen de la expresión “rasgarse las vestiduras”.
Qué mejor lugar que una bañera para recapitular sobre la preposición ex , ex belleza, ex argentina, ex marido, ex memoria, ex tantas cosas…
Muy conmovedora la caja que acumula objetos pertenecientes a una abuela, dispuestos así como se encontraron al abrir un cajón por casualidad. No está ausente la actitud crítica hacia aquellas notorias funcionarias de gobiernos recientes que quebraron su juramento con su conducta venal.
Aun hoy , no se puede sustraer al deseo de posesión de una estereotipada Barbie, uno de los íconos norteamericanos que no conoce fronteras, rodeada de todos los lujos que le permite su voraz consumismo.
La propuesta se extendió a cinco hombres artistas con el deseo de saber cómo las veían. Juan Carlos Romero, fiel a su estética, de manera sangrienta; Leonardo Gotleyb, la instaló en su iconografía urbana; Luis Niveiro, con su sarcasmo, la ejemplifica en una Argentina desmembrada, tipo “nada nos une , todo nos separa”, Osvaldo Decastelli que alude al piropo, vocablo y costumbre en extinción y Jorge Meijide con su tierno humor, al final de la muestra repartirá las miles de aspirinas de su caja para evitar el “me duele la cabeza”.
“Basta de Mujeres” es una propuesta lúdica en la que campea la aguda ironía de Maitena, de alto nivel de ejecución, que responde a un tema generalmente tratado a través de un discurso dramático Estas artistas argentinas iniciaron este proyecto conjunto en medio de una de las más graves crisis de nuestra historia , sin embargo no se arredraron y así nos llega una bocanada de aire fresco y renovador.
Publicado en Ambito Financiero 10/6
Julián Agosta
Julián Agosta (1935), Gran Premio de Honor del Salón Nacional de 1991, ha instalado sus esculturas en el espacio de Galería Palatina no como mero muestrario de su labor última sino como invitación a participar del diálogo que ellas establecen entre sí.
Nueve esculturas de pequeño tamaño, desde “Pequeño Invasor” hasta”Aparato para destruir invasores”, títulos en los que irónicamente alude a su sentir respecto a los avasallamientos cotidianos en el plano político, social y cultural que sufre en su carácter de hombre-artista argentino.
Pero Agosta está muy lejos del panfleto o la denuncia. Lo que sí enfatiza es el contenido pasional que revelan, por ejemplo, las obras pertenecientes a las “Siete Vergüenzas”, alusión a los pecados capitales, inspiradas en la lectura del Popol- Vuh, libro del tiempo para los ki-ché, indígenas que habitaron el Ecuador.
Gran oficio, un verdadero maestro en el ensamble de cóncavos y convexos, en la armonización de lo plano con lo curvo, en la elegancia y refinamiento de las pátinas sobre la chapa de hierro., Agosta ha logrado en estas series, una depuración de la imagen, quitando lo que ahora considera superfluo.
Sin embargo el juego de los volúmenes, la irrupción en el espacio de ciertos elementos que las vuelven más aéreas, ha enriquecido su lenguaje.
Vitales, casi humanas, imponen su presencia porque llevan en sí la conmoción interna del artista. Para Agosta el arte es un hecho que nace en el individuo, en lo más íntimo de su espíritu y como lo señalaba el filósofo Abraham Haber, el arte se universaliza cuando el lenguaje individual llega a hablarle a otro ser.
A medida que la herramienta, cualquiera sea la que utilice, corta, dobla, perfora, forja en su afán por dominar al hierro, Agosta corporiza un mundo de símbolos, signos, códigos, en comunión con sus sentimientos y experiencia vital.
“Los Narcisos”, otra de las series presentadas, completa esta importante exposición de esculturas enraizadas en la estética constructivista entre cuyos postulados, aún válidos, están el rigor formal, el equilibrio y la libertad. Pero lo más importante es que Agosta considera a la obra de arte como contenedora de creencias.
Publicado en Ambito Financiero 20/06
Luis Wells
En Galería Principium expone Luis Wells(1939). Es uno de los miembros fundadores del Movimiento Informalista surgido hacia fines de los 50 como reacción ante la obra aséptica del arte concreto y el lirismo de la abstracción libre.
En 1959 se realizan las dos únicas muestras del Movimiento cuyos principales representantes eran Alberto Greco,Mario Pucciarelli, Olga López, Fernando Maza, Towas, Kenneth Kemble, que ese mismo año expondría su célebre “arte destructivo” en la galería Lirolay y el propio Wells.
Irreverentes, transgresores, contrarios al “buen gusto” imperante, se propusieron desacralizar el arte argentino.
Grandes explosiones polimatéricas sobre la tela, uso de materiales de desecho, latas, maderas quemadas, cartones. Obras provocativas que lograron transformar el lenguaje, rescatar el absurdo, experimentar con los materiales y encender la actualmente tan ausente polémica.
Pero el informalismo de Wells se orientó a reivindicar el collage y el assemblage en objetos, que aunque ejecutados en cartón, maderas de cajón y otros elementos descartables, fueron rigurosamente y contradictoriamente formales.
Esto pude comprobarse en una obra de 1961, “Board”, collage, relieve, maderas varias, tintas, que se exhibe actualmente en el marco de la exposición “Esteban Lisa, de Arturo al Di Tella” en Ruth Benzacar.
Recordamos sus estructuras en madera pintada con franjas de color plano que ocupan el espacio, así como las maderas recortadas que contienen chorreaduras de alrededor de los 80.
En las obras de la exposición que nos ocupa, este artista que desde su Faja de Honor (1961) de la mítica y fundacional Asociación Ver y Estimar, se ha hecho acreedor al Premio Di Tella (1965),Konex(1982 y 1994), Primer Premio Salón Manuel Belgrano(1996) y Gran Premio Salón Nacional(1997) por sólo nombrar algunos, combina lo geométrico, lo escultórico, lo arquitectural.
Obra transparente, que no necesita recurrir a complejidades intelectuales, viró hace diez años a una suerte de figuración confirmando un juicio de Jorge Romero Brest cuando en 1967 lo califica como “artista talentoso que al mismo tiempo que acepta lo nuevo, duda entre aquello que cambia y aquello que perdura”.
Varias de las obras expuestas están dominadas por la presencia de Nut, diosa egipcia del cielo. La figura humana Wells, trazo esquemático, brazos más largos que su humanidad, en realidad, dos líneas ondulantes descendentes, aparece más voluptuosa.
Estrellas, laberintos, arquitecturas fantasiosas, esfinges, formas irregulares y ascencionales de mediados de los 60, incursiones paisajísticas del siglo XIX, Wells se apropia de ciertos artistas del pasado y también de sí mismo. Apela a una suerte de tatuaje con reminiscencias aborígenes para señalar el mapa de la interioridad del cuerpo y también al humor.
Tanto en los acrílicos sobre madera, tela o papel, Wells desarrolla un refinado cromatismo, a veces, muy intenso. Como él mismo lo señala, está dispuesto a seguir “recordando la pintura” en este mundo tecnológico y despiadado.
Las obras de Wells, artista becario del British Council en el Royal College of Art en Londres entre 1965 y 1966, residente en Nueva York entre 1967 y 1975, figuran en los Museos de Bellas Artes y de Arte Moderno de Buenos Aires, MOMA (Nueva YorK), Museo de Arte Moderno (Río de Janeiro), Museo José Luis Cuevas (México) así como en las colecciones IBM, The Chase Manhattan Bank, Banco de Londres y América del Sur , Credit Lyonais (Buenos Aires) además de colecciones privadas del país y del exterior.
Publicado en Ambito Financiero 12/09
Mariano Cornejo
Al entrar en la sala del Centro Cultural Recoleta donde se exhibe la obra de Mariano Cornejo aconsejamos , sin prejuicio alguno, sentarse en algunas de las sillas –objeto de arte.
Nos provocan a tocarlas, acariciarlas, recorrer el constructivismo torresgarciano de los ensambles. Hechas para contener al cuerpo, éste se acomoda en la suavidad lustrosa y perfumada de la madera.
Desde ellas podremos mirar la obra que abarca un período de diez años, distintas series que el autor ha seleccionado, inclasificables porque no responden a la convención del cuadro ni tampoco a las leyes de la escultura.
Desde sus primeras exposiciones en Buenos Aires alrededor de 1993, seguimos con una admiración que no decae la obra de este salteño nacido en 1962, graduado de la escuela Nacional de Arte Prilidiano Pueyrredón y que partió a España en 1985 gracias a una beca otorgada por ese país.
En exposiciones colectivas e individuales ha dado muestras de su creatividad y también laboriosidad, recordamos especialmente aquellas realizadas en Julia Lublin Galería de Arte en 1994 y 1995, “Sublime Enseña” y “Herbarium” en Van Riel, “Zoolarium” en el desaparecido espacio del Dock del Plata.
Es un poeta—obrero que manipula tablas, clavos, latón, alambres, otorgándole al todo la sacralidad que emerge de su concepción del arte.
Desde el instante que , según confiesa el artista, tomó un punzón para hacer un grafiado, no lo abandonó jamás.
Cornejo raspa , hace surcos paralelos en la madera o en material aglomerado que ha sido pintado varias veces con una espesa pintura vinílica. A estas superficies texturadas incorporó el clavo que no presenta aristas agresivas sino que, arracimados, constituyen un elemento hasta de carácter lujoso contra la sequedad de la madera policromada en tonos asordinados.
Hay que detenerse también en los papeles en los que dominan la sutileza de la acuarela y las perforaciones con sus infinitos juegos ondulantes en los que como en muchas de sus obras pueden verse paisajes, playas, volcanes, lagos y hasta el mar.
El clima general de esta muestra invita a la calma, a la contemplación ,se produce una simbiosis entre el hombre y la naturaleza, no hay efectismo alguno, sí un tributo al trabajo y a la espontaneidad de un encuentro fortuito con el material.
Las esculturas de animales, originalmente juguetes para sus hijos, desbordan imaginación.
Publicado en Ambito Financiero 20/9
Bienal de Venecia – Conferencia en el Museo Sívori
“Escenario de la humanidad”, es el lema de la 49 Bienal de Venecia que cuenta con la participación más numerosa de toda su historia. 350 obras de artistas provenientes de 29 países que tienen pabellón propio en Giardini di Castello, de 19 sin pabellón, dispersos en los célebres edificios correspondientes al Arsenale, Corderie, Artgliere, Gaggiandre, además de otros espacios que cubren un total de 27.000 m2.
Harald Szeeman (Berna, 1933), curador también de d’Apertutto en 1999, señala que la exhibición actual “es un lugar al que uno mira y desde el cual uno puede ser mirado, un lugar en el que todos pueden ser tanto los protagonistas como la medida de las cosas, un lugar de encuentro entre el artista, obra y contemplador” por ello, además de escenario es un espejo de la humanidad.
Muchos de los artistas han desplazado el contenido de su obra hacia el deseo, la conducta y maneras de mirar compartidas por todos los seres humanos como tales, un proceso que puede ser minimizado o que puede tornarse turbulento y ser visto en términos de estética o como una manera de revelar la verdad.
Considerando que es la primera bienal del siglo XXI, Szeeman propuso volver la mirada hacia el siglo XX y seleccionó a varios de sus artistas significativos como Joseph Beuys (1921-1986) del que se exhibe, entre otras obras “Olivestone” (1984) 5 recipientes de piedra en los que se decanta aceite de oliva que Beuys llenó de bloques de piedra caliza y “El fin del siglo XX”, piedras de basalto que parecen peces prehistóricos dispersos en el piso. La idea utópica de Beuys era que al fin del siglo XX y comienzos del XXI nuestro calor generaría vida en lo inorgánico. El León de Oro fue otorgado a los norteamericanos Cy Twombly (1928) y Richard Serra (1939). Del primero, 12 pinturas de gran cromatismo e intensas chorreaduras que aluden a la derrota de los turcos en la batalla de Lepanto y del segundo, sus monumentales y asfixiantes laberintos de acero oxidado, 2 obras creadas especialmente para la Bienal.
Gerhard Richter (Alemania, 1932) ocupa una gran sala con sus abstracciones romboidales que plasma a manera de cruz, monocromáticas, del rojo al naranja rojizo, superficies raspadas que hoy lucen poco interesantes.
Ilya Kabakov(1933), Ucrania, vive y trabaja en Nueva York, es un importante artista teórico del arte ruso conceptual que describe a su país natal como un gran reservorio del vacío que traga y disuelve toda realidad tangible. Kabakov se refiere al carácter dual del pueblo ruso: “es necesario comenzar pero imposible de terminar”. Se refiere a ciudades, edificios que se erigen pero inmediatamente lucen decrépitos. Quizás esto explique la obra “El Ultimo Tren” que tiene una inscripción a la manera de Jenny Holzer y que se lee de derecha a izquierda “Not everyone will be taken into the future”.
Richard Tuttle (1941) vive y trabaja en Nueva York y Nueva México, su obra “Pyramids” no resiste el mayor análisis.
Hacia 1954 Mimo Rotella (1918) fue uno de los primeros en rasgar los afiches de las paredes en Roma. Llamó a sus obras “decollages”. Usó el prefijo de, la deconstrucción de lo real, en este caso los afiches con todas sus implicancias, porque collage ya había sido inventado por Picasso y Braque. Hacia 1963 contribuyó al Nuevo Realismo europeo al integrar fotografía a la pintura. De él tenemos la obra “Islam” (2001)
El neoyorquino Bill Viola (1951) que vive y trabaja en California, es uno de los grandes artistas del video, un verdadero poeta de la imagen. Sus instalaciones son espacios de alto voltaje en los que el sonido electrónico y la imagen se intersectan para evocar experiencias místicas y provocadoras. “La Quintaesencia de lo imperceptible”, en cámara lenta, nos muestra las relaciones entre estos seres. Algo exasperante por la lentitud en cómo enfoca los movimientos apenas perceptibles de pestañas o el temblor de los labios. La lentitud también nos descoloca, acostumbrados como estamos a la vorágine de las imágenes. Un trabajo quizás demasiado intelectual.-.
Como es imposible en este lapso de tiempo que debiera ser prudente describir el itinerario recorrido durante 5 días, nos referiremos a las experiencias que quizás queden en nuestra memoria. Y decimos quizás porque esta Bienal carece de la fuerza provocativa, vigorosa, perturbadora, muchas veces perversa, pero de la que no estaba ausente el contenido o la poética, una especie de narración gigantesca en espacios arquitecturalmente dramáticos que constituyó d’Apertutto, la Bienal del 99. Si bien los temas candentes de nuestros tiempos como el control de la natalidad, loa carrera armamentista nuclear y sus consecuencias, la ecología, las diferencias sociales, el hambre, las migraciones, el cuerpo y las flagelaciones que se le infligen así como su culto están presentes todo aparece fragmentado a manera de pantallazos televisivos, y consecuentemente relativizado. Mucho de lo visto ya ha sido transitado, parecen “remakes”. ¿O es que también el contemplador sufre de sobresaturación de imágenes?
Entre las obras que no olvidaremos están las del británico Mark Wallinger (1959) “Ecce homo”, la imagen más poderosa de la iconografía cristiana, en resina blanca con apariencia de mármol, a escala humana, aparece solitaria, vulnerable y frágil en medio del pabellón. Dos videos conmovedores, “Angel” (1997) y “Threshold to the Kingdom” (2000) revelan sus análisis sobre temas bíblicos, sus símbolos así como la ambigüedad de la representación. (explicar). Se escucha música de Haendel en “Angel” y el salmo 51 del Miserere de Allegri.
“Floor”, del artista coreano Do-Ho-Suh (1962), que vive en Nueva York está abierta a muchas lecturas. Como su traducción lo indica, se camina por un piso de 40 módulos transparentes de 1 m x 1 m que revelan multitudes de seres reducidos a su mínimo tamaño con sus palmas contra el vidrio, dispuestos a librar batalla para sobrevivir o resistirse al poder dominante. En el pabellón de Corea había otras dos obras de este artista. Una vestimenta oriental realizada con chapitas identificatorias de los soldados. Otro artista coreano, Michael Joo exhibe un tronco inmenso de roble que está castigado con granito y acero y al que llamó “Highway”.
En el pabellón ruso, Sergei Shutov (1955), instaló 40 figuras iguales, cubiertas con hábitos negros a la manera oriental que animadas mecánicamente se mueven al compás de rezos en diferentes idiomas y credos. El sonido nos llega entremezclado, confuso, un cuestionamiento a la posibilidad de la coexistencia. El premio al mejor Pabellón lo obtuvieron Alemania, Francia y Canadá. Gregor Schneider (1969) recreó una versión distorsionada de la casa de sus padres en un pueblo alemán. El visitante es llevado hacia una serie de espacios y corredores angostos, debe escurrirse a través de pasadizos hacia habitaciones dentro de habitaciones. Obra también abierta a múltiples lecturas y evocaciones. Según el artista, una metáfora del sondeo del alma humana. Según nosotros, una verdadera incomodidad.
En el pabellón alemán el público hacia largas filas. También en el canadiense, pero la experiencia fue gratificante. Se entraba a un pequeño cine, nos entregaban auriculares y nos hacían sentar en el pullman. En la pantalla se veían proyecciones con escenas tomadas de películas de suspenso, thrillers y films noirs, pero las voces de la pantalla se mezclaban con conversaciones domésticas o de ruidos de alguien que mastica pop corn alrededor, una especie de “surround-sound” (sonido ambiental) con música del 40. Lo que vemos y oímos se refiere a un lugar real, el cine, que es en realidad ficción de un cine, así como el cine es un lugar de ficciones. Llegamos a dudar de nuestros sentidos. El título “The Paradise Institute” remite a lo romántico y a lo racional. Esta obra pertenece a Janet Cardiff y George Bures.
Nos encantó el pabellón español, con el sutil video que reunía sonido, luz y agua de Ana Laura Aláez (1964) y la cúpula de cristal invertida compuesta de cientos de bombillas que rozaba la cabeza del visitante y que se reflejaban en el piso azul de Javier Pérez (1964) nos llevó por unos instantes a una zona donde la palabra bello es admitida todavía.
Continuando con lo bello, la obra de Suzann Victor, uno de los 4 artistas de Singapur, parece bella pero de una belleza amenazante.
3 arañas a la altura del ser humano. 2 de estilo victoriano compradas en anticuarios, vestigios de la gloria y pompa de la era Colonial. La del medio hecha a mano, con fragmentos de diferentes recipientes de cristal. Amenazan colisionar, una implícita violencia del colonizador contra el sujeto colonizado. En el piso el colonizado “derrama gotas de vidrio rojo”. (Arañas, vidrio, péndulo mecánico).
Conocimos la obra de Robert Gober (1955) en la Bienal 2000 del Museo Whitney de Nueva York. Presentaba sus célebres piletas de lavar, con piernas que salen por los orificios donde supuestamente van las canillas, confrontando al espectador con una narración amenazante, provocadora. El representante de USA. instaló en la sala principal del pabellón una sopapa en terracota y roble sobre una base de telgopor pasada al bronce; en otras salas, una canasta con fragmentos de un cuerpo humano sobre los que hay una rejilla, elemento recurrente en su obra, una botella de gin contra un zócalo, Obra a la que la literatura correspondiente le atribuye orígenes duchampianos. A Duchamp todavía se lo sigue exprimiendo (el trasfondo de la sopapa es el caso del haitiano sodomizado por la policía neoyorquina), de lo cual podríamos recordar lo que George Steiner señaló: “toda forma de arte, sea realista, fantástica, utópica o satírica, es un acto crítico. El universo que construye el artista se afirma contra el mundo como tal”.
Irma Arestizábal, historiadora de arte de gran trayectoria en lo nacional e internacional, es la curadora del envío argentino que ocupa el espacio de la POSTA CENTRALE –FONDACO DEI TEDESCHI, usado a partir del siglo XII como depósito albergue y lugar de paso exclusivo para los mercaderes alemanes, situado sobre el laso Oeste del Canal Grande, al lado del Puente del Rialto. Uno de los artistas Leandro Erlich (1973) vive y trabaja en Nueva York. Presentó “La Pileta”. Exteriormente es un cubo blanco de 270 x 240 x 540 cm. Cuando se entra, se tiene la sensación de estar en una piscina pintada de azul. Es un mundo ilusorio, acuático, de solamente una capa de agua suspendida sobre un armazón de plexiglas. Desestabilizadora, se tiene la ambigua sensación de caminar debajo del agua pero hay que subir al primer piso para ver la superficie de ésta. El agua es un elemento recurrente también en la obra de este artista del que vimos “Lluvia”en la Bienal del Whitney del 2000 así como la nieve en “Turismo” en la última Bienal de La Habana.
Graciela Sacco ideó “Entre nosotros”, instalación urbana compuesta de ojos impresos en transparencias, acetato y acrílico, pegados estratégicamente en columnas, zócalos, y los muros de casi toda Venecia. A pesar del cuidado puesto en la organización, el lugar de la posta no favoreció la apreciación de la obra por ser muy concurrido para diligencias rápidas como es un correo, muy poca gente subía al primer piso. Los chicos, de parabienes. En cuanto a la obra de Graciela Sacco, está quizás demasiado dispersa, hay que estar muy alerta para que esas miradas se destaquen entre tanta riqueza arquitectónica.
En el pabellón de Uruguay Rimer Cardillo exhibe “Cupi degli uccelli”. Cupi es el nombre guaraní que designa al montículo del hormiguero y que muchas culturas nativas de América del Sur utilizaban como lugares de enterramiento. Este montículo está recubierto por cerámicas moldeadas sobre animales muertos que el artista ha recogido en sus viajes por América del Sur y por el valle del río Hudson. Un espejo multiplica este montículo a la vez que refleja y absorbe las imágenes de los espectadores. Obra que también aborda la ecología y que se la califica como estética arqueológica. Una indagación acerca de la identidad.
Relacionada en cierta forma con la obra anterior Víctor Hugo Irazábal (Venezuela) es un artista que desde los 80 ha exhumado las constantes de los paisajes de su tierra y últimamente se ha concentrado en la geografía de los ríos de la cuenca del Orinoco. Los “Yanomani, Yecuana y Piaroas” viven en estas regiones boscosas, surcadas por infinitos ríos, arroyos y torrentes. Aquí encuentra Irazábal su estética arqueológica con los objetos de uso diario de los indígenas decorados con los simbólicos elementos asociados a la madre naturaleza y que él transforma en un alfabeto contemporáneo.
“Kuriri” son 20 paneles, instalados dentro y fuera del pabellón, hasta en los árboles que lo rodea.
De Brasil, Vick Muñiz, fotógrafo de renombre que ha utilizado azúcar y chocolate, alambre de hierro y ceniza, pantone y gelatina, presenta con este último procedimiento un homenaje a Chuck
Close. Consideramos más interesante la obra de Ernesto Neto que ya ha mostrado en Buenos Aires, en la Bienal de San Pablo. Realizadas en lycra estas formas de gran tamaño tienen cualidades orgánicas, a veces rellenadas con especias picantes o pigmentos del Amazonas. La instalación nos despierta los sentidos olfativos, son seductoras por su sensualidad.
Luis Gonzáles Palma (Guatemala) fotografía los indígenas de su patria, pero no de manera exótica. Revaloriza a estas figuras que han sido vaciadas de su entidad y de dignidad por la historia. La mirada observa al mismo tiempo que se muestra. Las fotos aparecen en dípticos cuya mitad son telas de brocato o páginas de antiguos libros pero que un cierto pudor impide tocarlas. La obra se llama “Entre raíces y aire” (1997) Hand printed Kodalith Gelatin. Silver print, 100 x 200 cm.
De Holanda seleccionamos la foto de Liza May Post (color print on alluminium) titulada “Trying” (1998). En un país donde el concepto de que la vida puede ser moldeada por el esfuerzo humano es ancestral y que hasta el control de la llamada naturaleza salvaje está regido por un comité especialmente designado para ese fin, no es de extrañar que los artistas participantes quieran demostrar la posibilidad de cambiar la realidad. La obra de Post está compuesta de performances, film e instalaciones de video y obra fotográfica. Elegimos una muy significativa foto: “Tratar lo imposible”.
Si de lograr imposibles se trata un ejemplo claro es “Man with balls on hands and feet” proyección de 7 minutos de duración del sueco Lars Siltberg (1968). Las manos y pies del personaje filmado están encerrados en esas pelotas, se desliza por sobre el hielo y el agua, se le urge levantarse y quedarse en posición vertical. A través de la acción un desafío, una sobreestimación de las propias limitaciones físicas o mentales. Cada vez que se levanta debe crearse a sí mismo. Cuando finalmente encuentra su equilibrio la secuencia se detiene. Todo comienza de nuevo.
Del optimismo de Siltberg pasamos a Ene-Liis Semper (1969) Estonia. Su video FF/Rew 1998 son 7 minutos de verdadera angustia. Una mujer joven con la cabeza rapada lee apoyada en una mesa. Sobre el extremo de la mesa pende una soga anudada. Con aire desesperado se para sobre un banquito, se cuelga y se pega un tiro. Pero el banquito se cae, la bala vuelve al revólver y ella vuelve a la mesa a seguir leyendo. Una suerte de ruleta entre la vida y la muerte. El contemplador sigue paso a paso esta experiencia, se llega hasta a identificar con la heroína transgresora. Todo acompañado con música de Beethoven.
Chris Cunningham (1970) artista británico muy conocido por los fans de la música pop, también autor de efectos especiales, así como autor de prototipos para Alien III. Otro video de 12 minutos angustiante, por momentos desagradable. “Flex” se origina en su afición por los libros de anatomía. Dos figuras desnudas se entrelazan como embriones flotando en el espacio. Un hombre y una mujer pelean y copulan. Una boca vomita sangre. Una metáfora de la relación amor/odio que une a un hombre y a una mujer. El sexo como medio. Desde el punto de vista estético una maravilla de claroscuros.
Tres artistas ocupan el pabellón de Japón. Elegimos la obra de Masato Nakamura: “QSC+mv” resina acrílica, tubos fluorescentes, marcos de acero inoxidable. El logo de Mc Donalds que ha invadido el mundo llena el espacio con luz amarilla. El visitante camina en esta luz y oye los acordes de un teclado. Los efectos visuales y auditivos crean un espacio donde la energía, velocidad, uniformidad y los sonidos electrónicos dan cuerpo a la idea de un Japón que ha absorbido varios segmentos de la cultura europea y americana, pero el deseo de un cambio, de una suerte de desaceleración en las ciudades está en el aire. De Tatsumi Orimoto, también de Japón, tenemos una serie de fotografías realizadas en 1997, elegimos “Small Mama and Big Shoes”. Lo que a primera vista parece cómico o ridículo es la realidad. La madre del artista sufre de Alzheimer y se ha convertido en el objeto de su arte. Es muy pequeña, el artista desearía que fuera más grande. Le construyó esos zapatos verdes y la colocó sobre una tapa de boca de tormenta de la calle.
La obra más comentada y fotografiada en los medios es “Untitled” (Boy) 1999, del australiano Ron Mueck, artista que participó en la también super comentada exposición “Sensation” de 1997 en la que presentó la réplica exacta en silicona y acrílico del cadáver desnudo de su padre, con todas sus arrugas y su pelo, sólo que tenía el tamaño de un niño. Es un verdadero experto en el uso de estos materiales con los que consigue la cualidad de la piel viva. La obra que nos recibe con mirada desconfiada, resentida, a la entrada de la Corderie, es un elemento de utilería, de proporciones gigantescas (5 x 5 x 2), que no solamente es grande, sino que también exhibe su carácter vulnerable.
Ruan 1999, instalación es el nombre de las criaturas del chino Xiao Yu que él define como “animal depredador con alas y mamas”. El artista usó la cabeza de un feto prematuro, un conejo, un gato, una rata y hasta preservativos como ojos. Estos monstruos repulsivos nos previenen contra el delirio omnipotente del hombre en el tema de la clonación.
La obra de Kem Lum (Canadá, 1956) está compuesta de carteles en espacios públicos en los que la palabra “home” es recurrente. Usa la palabra inglesa por sus múltiples connotaciones: hogar, que no sólo es el espacio donde se vive sino la nostalgia cuando se está lejos (home sickness), la sensación de incomodidad, la xenofobia, la pertenencia “There is no place like home”, una instalación que refleja múltiples sentimientos.
Hay gran número de instalaciones y video instalaciones que representan “habitats”: cuartos de niños, cuartos en desorden, interiores de oficinas y si bien el interior de la casa de Schneider del pabellón alemán llamó tanto la atención, la instalación de Alexandra Ranner (1967) también de Alemania se destaca. Plexiglas, cuero artificial, una habitación de hotel despojada con un lavatorio mínimo un espejo en el que se refleja un aparato de televisión, un ropero hermético. Una situación estéril, inmóvil. Quizás haya una presencia humana en la habitación adyacente. Situación ideal para una narrativa literaria.
En una habitación también despojada hay una mesa. Al entrar la mesa va hacia mí, me acorrala, se mueve si me muevo. Los roles se han invertido: el objeto me elige. Se establece una comunicación en absoluto hostil. Si la persona se resiste, la mesa hará lo posible por cambiar esa actitud. Como sucede con las relaciones humanas, a veces, ese clic funciona, otras no. Pero la mesa no sigue a cualquiera. Cuando uno se va, la mesa intenta seguirlo, pero queda atrapada en la habitación ya que la puerta es demasiado angosta. Es una creación conjunta de Rafaello D’Andrea (1967) especialista en robótica de la Universidad de Cornell y Max Dean (1949) artista británico que en su texto propone la siguiente pregunta: ¿se mueve la mesa cuando no hay nadie en la habitación? Si.
A la salida de la Corderie, al aire libre, se encuentra un bunker poético compuesto de 596 elementos, más bien trastos viejos en los que 700 poetas de todos los continentes enviaron sus poemas. Una visión verdaderamente caótica que no invitaba a su lectura.
70 cabezas de camellos sostenidas por postes en fila, una escultura de 60 m de largo en el agua que cuando cada 6 horas sube la marea, desaparecen. Obra poética y alegórica de Not Vital, nacido en Sent, cerca de los Alpes, 1948.
Grandes conjuntos de tortugas dispersas en Giardini acompañan nuestro recorrido, por supuesto con mayor lentitud, un toque dorado y simpático del Cracking Art Group, que sin embargo hace un S.O.S. al mundo a través de estas palabras “La lentitud y sabiduría de los milenarios quelonios de la prehistoria luchan contra la vacuidad y la indolencia del hombre”.
¿Para qué sirven las Bienales? Turismo cultural, amarlas u odiarlas, tratar de no perdérselas, para estar al día con nuevas tendencias, en este caso no tantas, comprobar la manipulación y la intrincada red de intereses en juego de los que ostentan la hegemonía del mercado, la exigencia de ser contemporáneo, no importa qué ni cómo, lanzar nuevos nombres para su legitimación, palabra de la que también hoy se abusa y last but not least, para algunos pensar el arte.
Desde el vaporeto decimos : “Hasta el 2003 si Dios quiere!!”.
Pero no quiero terminar sin mencionar un pensamiento que encontramos en una de las paredes, ya no sabemos de qué espacio, “Cuando uno comienza, no se recuerda nada y cuando uno termina, no se comprende nada. Uno puede olvidarse de todo, pero no se comprende por qué”.-
Publicado en Ambito Financiero 19/8
Fazzolari- Museo de Bellas Artes
Fazzolari emociona. Provoca sensaciones encontradas, entre ellas, el rechazo por no poder o querer asumir las verdades descarnadas que surgen de sus obras.
Lo comprobamos . Varias de las personas que coincidían con nuestra visita al Museo de Bellas Artes, hablaban solas: “Es insoportable”. “Es terrible”. “No lo puedo mirar”.
Las comprendimos porque estábamos frente a “Todo Saber”, una instalación que ahora, con algunas modificaciones ,presentó en 1994. Eso mismo nos sucedió en ese entonces.
Un grupo de niños moldeados en cera, de por sí material que evoca lo siniestro, las cabezas y torsos con vidrios a manera de alas, sentados frente a unas cajas de vidrio que contenían cementerios mientras se oía la voz de una maestra que dictaba un texto que se refería al goce del saber y el saber de la muerte del deseo.
Otras obras en cera en las que incorpora una poética en la que vuelca sus íntimas convicciones, angustias, obsesiones por el destino del hombre :”Al Sur del Sueño”, “Toda Ilusión”, “Toda Deriva”, “Monologamos”, esta última con sus bocas que gritan y un variado registro de bocas mordaces.
La palabra en Fazzolari es pintura que viene a nosotros, como lo señalamos en 2000 en ocasión de una muestra en Galería Filo, “ algunas molestan, agreden, son nostálgicas, tristes, reminiscentes de algo imposible, inexorables, otras esperanzadas”. El artista aquí eligió “Objetar”, “Rebelarse”, “Resistencia”, enmarcadas convencionalmente, más elocuentes que nunca dado el contexto que nos toca vivir.
“Y no encuentro consuelo en el futuro”, “Están tratando de cerrar mis ojos para siempre” son algunas de las frases confesionales, indagaciones sobre sí mismo, una especie de diario íntimo que se leen en “Autorretratos”(1996) o “Tengo hambre, tengo sed, me duele la cabeza”, frase recurrente en un autorretrato de 1995.
Hay pinturas de la década del 80 “Estigia divina manía”(1988) de carácter teatral, las figuras humanas aparecen abocetadas, empequeñecidas—característica de muchos de los artistas de entonces—y no obstante el carácter narrativo, nada obedece a ley alguna.
La serie perteneciente a “La Baba Rosa”(1986), lo muestran desprejuiciado, el color es una fuente de energía.
De 1989 es “Historia de una pasión”, una obra bellísima en sí misma, en la que el artista abandona la energía colorística en beneficio de una imagen más ambigua y sugerente.
Profundos azules en “En el nombre del padre”(1991) así como en “Ay, patria mía”(1992), expresión dolorosa en medio de un cosmos en el que su endeble representación parece disolverse…
Obra inquietante, provocativa, autorreferencial, un espacio para la reflexión, imágenes con huella, con consecuencias.
Publicado en Arte al Día 6/10
Penalba – Gerstein
Así como muchos de nuestros artistas del llamado “Grupo de París” de los años 30 concurrieron al taller del pintor André Lhote, el taller y l´Academie de la Grande Chaumiere que dirigía Ossip Zadkine era la meca para los escultores de todo el mundo.
A fines de los 40 y comienzos de los 50 coincidieron allí las argentinas Alicia Penalba (1913-1982) y Noemí Gerstein (1908-1996). Ambas figuran en el Diccionario de la Escultura Moderna (Edición Fernand Hazan, 1960) y tambien coinciden las muestras- homenaje que se realizan actualmente en Buenos Aires.
De la primera se exhiben en Galería Maman y hasta fines de Diciembre “Obras de su Atelier” París-Pietrasanta, 41 esculturas en bronce, acero, alpaca, terracota.
Después de graduarse en la Escuela Superior de Bellas Artes de nuestro país, en 1948 se instala en París gracias a una beca del gobierno francés.
La Bienal de Amberes, exposiciones en Tokio, Francia, en los museos Guggenheim (Nueva York) y Cleveland, la II Documenta de Kassel y el Gran Premio de la Bienal de San Pablo en 1961, marcan el comienzo de una notable serie de reconocimientos internacionales. Realiza varias obras públicas, entre ellas, una fuente en Neuilly, esculturas monumentales como la Grand Double en Milwaukee, en la Universidad de Bordeaux y en el Museo de la Escultura al Aire Libre de Middelheim, Amberes.
“Fue en París que se me reveló que pertenecemos a algo inmutable que viene de la infancia .Zao Wov Ki me dijo que él había venido a París para ser más Chino”.
Su infancia, transcurrida en la Patagonia fue inspiración de esa irrupción en el espacio de fragmentos o alas temblorosas moduladas por el viento, o las sucesiones de planos oblicuos, formas aéreas y rítmicas enriquecidas por una luz que las penetra.
Así lo señalamos en 1993 en ocasión de una muestra realizada en Galería Rubbers en la que se vieron 14 obras por primera vez , ya que Penalba nunca expuso en Buenos Aires. Tampoco figura en nuestras colecciones públicas, salvo el relieve de 1961 perteneciente al Museo Sívori y las que se encuentran en la colección de la Cancillería Argentina.
Al recorrer la exposición se comprueba la bergsoniana frase “élan vital” o ímpetu vital que crece desde el interior de las obras.
“Pasión de la jungla”(1952), “Homenaje a César Vallejo”(1955), “Crysalide III”(1974), de carácter totémico o la multiplicación de planos aéreos “Premier Vol”(1969), “Ventisquero” (1973), formas múltiples reunidas a propósito del tema elegido, generalmente alrededor del vuelo, metáfora de la libertad, “suprema aspiración de mi vida”.
Penalba desarrolló variaciones sobre este tema hasta sus últimas obras fechadas 1982, año en el que falleció en un trágico accidente, formas que se abren generosas, “que se desprenden del útero materno” como las definió Pablo Neruda.
La exposición de Noemí Gerstein que se realiza en el Centro Cultural Recoleta da comienzo al proyecto “Las AusentesPresentes”, en el que se rendirá homenaje a grandes artistas argentinas cuyas obras permanecen como referentes de las artes visuales del siglo XX en nuestro país.
Casi 60 obras realizadas entre 1943 y 1990, pertenecientes a su familia, colecciones públicas y privadas en un excelente montaje que permite una lectura íntima sobre una artista que supo desde siempre que sería escultora ya que “los pinceles eran demasiado blandos para mí”.
Reconocida internacionalmente, recibió la Medalla de Plata en la Exposición Internacional de Bruselas (1958), el Premio Adquisición de Escultura Internacional del Instituto Di Tella (1962), Fondo Nacional de las Artes (1989), Konex de Platino (1982), Asociación Internacional de Críticos de Arte (1990) y fue la primera mujer académica de número de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Gerstein abordó todos los materiales, desde la tierna terracota hasta chapas, láminas de bronce, aluminio, hierro que soldaba y ensamblaba con destrza poco común, imaginación y sensibilidad.
“¿Cien tubos?. Denselos a Noemí Gerstein y verán qué puede lograr ella!”, señaló el crítico francés Charles Futerman, que como René Huyghe y Michel Seuphor alabaron su capacidad expresiva.
En la muestra está la maqueta en acero y bronce del “Monumento al Prisionero Político Desconocido”(1953), expuesta en la Tate Gallery de Londres y que concursó para el Gran Premio. “Quijote y Sancho Panza”, (1964), hierro y acero, una irónica mirada sobre estos personajes, “Contenido y Continente”(1975), un desplegable en bronce de 4 piezas, las formas totémicas compuestas de medias esferas, delicados relieves, combinaciones con acrílico y con un material de uso cotidiano como el acero inoxidable al que también supo arrancarle intensas resonancias.
En 1989, con gran generosidad, Noemí Gerstein donó 16 esculturas de gran significación al Fondo Nacional de las Artes en cuya sede están custodiadas.
Publicado en Ambito Financiero 28/10