31 julio, 2023

«La naturalidad del artificio»

Por Laura Feinsilber

En el contexto de BienalSur, km1.6, sede del Museo Histórico y Numismático Carlos Janson del Banco Central  se exhibe  “La Naturalidad del artificio” con obras de tres artistas : Karina El Azem y Martín La Rosa (Argentina), José Franco (Cuba). Bajo la curaduría de Florencia Battiti, en su texto introductorio señala el cuestionamiento de las ciencias sociales y hasta de la agenda política acerca de las antinomias hombre/mujer, cuerpo/mente por lo que el rol del arte propone nuevas formas de diálogo con lo viviente así como el abordaje del arte mismo.

Karina El Azem , recientemente declarada personalidad destacada de la legislatura porteña, puede pasar de lo decorativo, lo ornamental, a través de la mostacilla a un material tan opuesto como las balas o municiones que tanto  está encubriendo  lo atractivo como lo siniestro.

También ha transitado por la abstracción geométrica, por ciertos íconos populares, Perón y Evita a los que ha desmitificado haciéndolos en  resina como aquellas vírgenes o animalitos  que cambian de color cuando anuncian buen tiempo o lluvia, toda una metáfora de la política argentina y también  objetos,  por ejemplo,  zapatos hechos con balas cuyo tacón es un revólver. O sea,  por un lado hay una clave humorística, por el otro,  irónica así como también homenajes a la historia del arte y sobre todo  los que realizaron  naturalezas muertas como Picasso, Braque, Petorutti . Ella los reproduce  en mostacilla, pájaros y  flores en pequeño tamaño realizadas especialmente para  la bienal.

José Franco (La Habana, 1958)formado en su ciudad natal. Su pintura era exuberante, selvática,  muy a la Henri Rousseau y Wifredo Lam a los que no se avergonzaba de “citarlos”  hasta que integró el grupo de artistas que desde fines de los 80 conformó la nueva diáspora cubana,  al romper con lo establecido y su mirada se volvió hacia el arte contemporáneo.  Entre ellos, Carlos Estévez, Gory, José Bedia, Rubén Torres Llorca que han adquirido fama internacional. Se estableció  en la Argentina en los 90, vivió  en Nueva York, ganó la Beca Guggenheim y también en París donde realizó exposiciones así como en Estocolmo y Chipre.

En la sala central y en círculo instaló 12 sillas de diferentes tamaños y alturas en las que sería imposible sentarse, pintadas con diseños de pelajes de animales   en blanco y negro, “Todos somos cebras y leopardos” instalación pregnante , sillas-cebra, sillas –leopardo, carnívoras,   de las que se desprenden colas que se enrollan sobre sí mismas.

Hacia 2021, época de pandemia,  realizó una serie de erizos en acrílico s/ madera, una alusión al hecho de que nadie nos debía tocar. Preguntado en una ocasión sobre la cubamanía contestó con un poema que vale la pena citar: “Un hombre es una isla cuando sigue pensando como en su isla/cuando cocina y come los alimentos de su isla/sea esta isla real o mental”.

Martín La Rosa (Buenos Aires, 1972) es un pintor sobresaliente, artista de naturalezas muertas, muebles, figuras, vidrios, manteles blancos con pliegues. Por supuesto hablamos de sus inicios.

También pintó el mar, sus corrientes internas, su vasta expansión, el movimiento incesante sin caer en el peligroso cliché del que hablaba Gilles Deleuze en  “ Pintura- El Concepto de Diagrama” publicado en 2007.También pintó bosques en los que se podía escuchar las voces de los pinos y los cedros así como ver su luminosidad propia.

Hasta que se volcó al retrato, los célebres de la Baja Edad Media y el siglo XVII, entre ellos, el Vermeer de  “La joven de la perla”, el Leonardo de  “La dama del armiño”,  en versión La Rosa, fragmentados, apropiándose de los originales sin que lo parezca,  intervenidos, dejando huellas , calados, pequeñas manchas, rostros detrás un vergel de plantas.

Y también su diálogo con Rembrandt iniciado en la Frick Collection neoyorkina, un autorretrato y que aquí se ve con una minuciosa mirada así lo confesó en  ocasión de su muestra “Diálogos” de 2017 en galería OTT,  “reinterpretarlo me abrió la puerta a seguir hurgando en la maestría del genial holandés”. Hasta se atrevió a pintarlo con moscas caladas revoloteando sobre su rostro, una manera de anticipar cómo luciría en su vejez.

La Rosa acaba de llegar de un largo periplo por Italia y España donde ha expuesto en importantes museos. Una de las obras destacadas de la muestra  es “Retrato de Ginebra de Benci” de Leonardo Da Vinci cuyo rostro está cubierto de espinas de acacia, sentada ante una mata de enebro Una vuelta de tuerca que lo sustrae del retrato verdadero y de la “cita” davinciana  con extremo rigor  y también artificio.

San Martín 216. Clausura el 31 de agosto.

Portada: Karina El Azem

Publicado en Ambito Financiero (31/7/23)


Martín La Rosa


José Franco