Graciela Amor y Antón Perulero en Jacques Martínez
El adelanto publicitario publicado en la contratapa de la una revista dominical tenía como fondo una carta dirigida a “Querido Jacques”, firmada Graciela, que despertó la curiosidad tanto del mundo artístico como el de otros mortales.
A Jacques, Jacques Martínez, Director de la galería que lleva su nombre, se le confiaba la exhibición de 30 cartas de amor escritas por Antón Perulero a Graciela Amor entre marzo y octubre de 1981. Antón Perulero era nada menos que Antonio Berni y la dama en cuestión, un secreto.
El gancho publicitario se completaba con “se solicita reservar turno en www.galeriajacquesmartinez.com”
El éxito fue inmediato ya que al cierre de esta nota hay inscriptas más de 100 personas por semana hasta la clausura de la muestra el 1° de setiembre
¿En qué consiste esta muestra?. Se entra a la sala a través de un cortinado negro. La sala está en penumbra. Desde ese instante nos convertimos en voyeurs. Bajo el vidrio de una gran mesa están distribuidas las apasionadas cartas originales y sobre él las copias que uno puede sentarse a leer pero no por mucho tiempo ya que sólo está permitido estar allí por 20 minutos y no se permite sacar fotografías. Una caja de acrílico contiene un libro de dibujos de Graciela posando para el artista que se replican en una pantalla mientras ella narra , a manera de un diario, esta historia de amor apasionado que ocultó durante 36 años y que revelan los celos, el enojo, la impotencia de un Berni enamorado como un adolescente
Estos dibujos eróticos junto a collages con noticias y títulos de diarios, fotos intervenidas, demuestran la destreza y la capacidad vital de este artista singular, en ese momento un hombre de 76 años apasionado por una mujer de alrededor de 40..
En la sala se exhibe una carbonilla de Graciela Amor que posa semidesnuda en el taller del artista, sobre el respaldo de una silla cuelga una camisa.
Salimos de la sala a través de otra cortina negra. Nos preguntamos si era necesario que “Graciela Amor” revelara este secreto, una revelación a medias pero seguramente cayó en las redes actuales del post-post en el que no hay límite entre lo público y lo privado, todo debe mostrarse ya que la palabra privacidad está desterrada.
Eso sí, la galería ha cumplido con el contrato de confidencialidad, nunca se sabrá el verdadero nombre de Graciela y todo se muestra con “el cuidado que merece”, según la carta que le envió a Jacques Martínez y que se utilizó como aviso de esta muestra inusual.
Publicado en Ambito Financiero 31/07