Año 2000
Fortunato Lacámera
“El arte es un pensamiento que se transmite a través de la emoción”. Esta frase nietzcheana nos vino a la
memoria cuando recorríamos con Rómulo Macció la muestra de Fortunato Lacámera (1887-1951).Palabra mal vista en el vocabulario actual del arte pero de la que no nos avergonzamos. Macció sentía esa emoción y decía : “este tipo no era pintor, pintor es cualquiera, yo soy pintor. Cuando Lacámera tocaba la tela, era un mago”. Y así nos regodeábamos ante ese mundo de elementos humildes, plenos de intensidad, siempre los mismos, que pintó a lo largo de su vida : un florero, una vasija de barro , un cuenco con asas, una mesa, una naturaleza muerta, un exterior boquense, un interior desde su estudio.
En el catálogo de la muestra, Ana Canakis se refiere a la crítica que desde 1922—año de su primera exposición en el Salón Chandler—fue coincidente en la poesía que transmiten sus trabajos y la falta de técnica, crítica que será modificada en el curso del tiempo hasta llegar a la última en 1950 , escrita por Córdoba Iturburu : “Paz…silencio…las formas figurativas sometidas a una simplificación severamente estilizadora….Paleta sobria, baja… la síntesis preside su pintura”.
En esa síntesis también de la crítica de entonces, descriptiva, más poética, sin recurrir a teorías filosóficas ni extrapictóricas, está una de las claves para aproximarse a la obra de este artista solitario, que tuvo al italiano Alfredo Lazzari como único maestro, que jamás salió de La Boca, que tuvo su taller al lado del de Victorica,
que quizás sin saberlo practicaba aquella máxima Zen : “aquél que no es pobre no puede pintar”.
Por eso, otra clave para plantarse frente a sus obras es la humildad. Ante ellas, las palabras del momento, marketing , fast art, franchising, corrientes hegemónicas, arte espectáculo, sucumben.
Se imponen por sí mismas, por su tono quedo, la luz que emana de ellas, que fluye naturalmente, un toque azul, o uno rojo en un florero como en “Interior”(1949), sin rebuscamientos efectistas.
Las obras tempranas, entre ellas, “Bañistas” (1920), tiene reminiscencias de las playas de Boudin; “Desde el estudio de Victorica”(1930),empieza esa atmósfera límpida, una visión natural, armónica, de su entorno.
“Desde mi estudio o Interior” (1929), Premio Sociedad Estímulo de Bellas Artes en el Salón Nacional, o “Desde mi estudio” (1933) perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes, aparecen los ocres ,nostálgicos, medidos. Las marinas desoladas, melancólicas, opuestas a las de su amigo Quinquela Martín con sus enjambres de estibadores y oposición cromática violenta; las naturalezas muertas, por ejemplo, “Naturaleza
muerta con manzanas y ventana “(1942), una austera composición respetando las ortogonales del plano, un fragmento celeste, la luz que invade la mesa, el dibujo conciso de las dos frutas y sus sombras; esta descripción llevaría a pensar en tanta imitación académica y efectista que circula por ahí pero que en Lacámera adquiere hondura.
Hay tres obras realizadas en 1947, “Contraluz”, en ocres, por donde se cuela la luz de la siesta, “Recuerdos”, sus cacharros habituales, todos juntos en la célebre mesa, ( con muy buen criterio se los ha reunido de manera que el contemplador pueda darse cuenta cómo el artista los ha jerarquizado en sus telas) y también “Recuerdos”, óleo sobre hardboard, objetos geométricos para el estudio de la incidencia de la luz y que constituyen una verdadera enseñanza.
Sin querer aparecer autoritario, estas obras deberían ser de visión obligatoria para aquellos que frecuentan las escuelas de arte donde reina la desculturización y el entronizamiento del arte basura.
“De mi estudio”(1949),Segundo Premio del XXVI Salón Anual de Santa Fé, colección del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de esa ciudad, con un cromatismo donde se funden penumbras quebradas por un haz amarillo, es también una obra maestra.
Creemos que esta es pintura genuina ,que no necesita recurrir a sofisticadas explicaciones ni a mesas redondas insustanciales para su reafirmación. Basta la frase de Paul Valéry : “Una obra de arte debería enseñarnos siempre que no habíamos visto lo que estamos viendo”
Publicado en Ambito Fiananciero 10/8
Brasil, San Pablo, 500 años
Brasil + 500 Muestra del Redescubrimiento fue organizada con el propósito de revelar a los brasileños y al mundo la belleza y grandiosidad de Brasil mediante la historia de sus artes visuales.
Recorrimos los 60.000 mts cuadrados de los pabellones del Parque Ibirapuera, divididos en 13 módulos con 15.000 obras representativas desde la prehistoria brasileña hasta la actualidad, provenientes de las principales instituciones, colecciones nacionales e internacionales tanto públicas como privadas.
En el OCA- Pabellón Lucas Nogueira Garcés “El Primer Descubrimiento de América ¿Evolución o Revolución?, reconstituye desde un punto de vista antropológico y etnológico la aparición del hombre en lo que aún no era Brasil. “ Arqueología”, artefactos, objetos, esculturas en piedra o hueso, cerámicas con pinturas rupestres, cestería, encontrados hace 4000 años y que representan patrones estéticos de comunidades que las elaboraron para atender funciones culturalmente específicas.
Los indios pueden considerarse verdaderos artistas y esa es la sorpresa que depara el módulo de “Artes Indígenas” con obras pertenecientes al siglo XVI, entre los que se destaca un Mantelete Emplumado Tupinambá ( Museo Nacional de Dinamarca) o la Máscara Jurupixuna del Amazonas, (Museo Antropológico de Coimbra, Portugal).
Ponemos énfasis en la escenografía en la que están emplazadas las obras, separadas por telas transparentes con fondo de nubes, pisos ondulantes de metal desplegado y un mar de plumas blancas.
Será inolvidable para nosotros la experiencia emocional al penetrar en el Módulo del Arte Barroco. Las imágenes de la Virgen, de Jesús Cristo, de santos populares, entre troncos de árboles, con fondo de cantos de pájaros, voces indígenas, el relato de María Bethania.
La imaginería de los siglos XVII y XVIII de la escuela portuguesa en tallas muy elaboradas, “ el barroco es el arte de las curvas y contracurvas sensuales, de lo que se mueve, de lo que pasa y de lo que huye”, de la asimetría y de la distorsión.
Nos esperaban más sorpresas : un recinto cubierto de flores amarillas y violetas, tonos de la liturgia cristiana, con obras del Aleijadinho y de otros artistas legos pertenecientes a distintas escuelas de las regiones de Pernambuco, Bahía Maranhao y Minas Gerais. Las décadas finales del siglo XVIII influenciadas por el rococó francés y germánico se encuentran en un ámbito de iglesia despojada con un techo que evoca el cosmos.
“El Mirar Distante” es el testimonio de los artistas extranjeros que pasaron por estas tierras a partir de la colonización holandesa y que encontraron una luz diferente en tierras exóticas así como la promesa de un futuro paradisíaco. La ambientación de este módulo envuelto en una luz azulada, es otro hallazgo escenográfico con 260 cuadros, ubicados en nichos : paisajes de Frans Post, Debret, Palliere, Monvoisin hasta artistas actuales como Lévi-Strauss, Tony Cragg y Anselm Kieffer que reflejaron su paso por Brasil en fotos, esculturas y óleos respectivamente.
“Negro de Cuerpo y Alma”, con sus diferentes segmentos, p.e., “Mirar el Cuerpo”. El negro fue siempre percibido como “otro”, tanto por los artistas viajeros y hasta por los artistas mestizos como Aleijadinho que no se atrevieron a representarlo. “Mirarse a sí mismo” refleja la dificultad de la construcción de una identidad negra. “Sentir el Alma” identifica a los pintores, escultores y fotógrafos que intentan mostrar las raíces africanas o la contribución negra a la sociedad.
Otro módulo revelador de la poética del habitante del interior y de la periferia urbana es “ Arte Popular”, cuyos artistas, con libertad absoluta, actúan como referentes y fuente de inspiración para artistas contemporáneos.
Muy conmocionante es el módulo “Imágenes del Inconsciente” que nos remite a las expresiones del llamado Art Brut realizadas en su mayoría por internados en hospitales psiquiátricos.
El arte del siglo XX se compone de dos módulos, Arte Moderno y Arte Contemporáneo que ocupan parte del pabellón de la Bienal. En el primer caso, obras de Tarsila do Amaral, Lasar Segall, do Rego Monteiro, Cándido Portinari, Alfredo Volpi, entre otros, quedan algo huérfanas en espacios tan vastos.
De Lygia Clark, Hélio Oiticica, Sergio Camargo, nombres paradigmáticos del Arte Contemporáneo, se presenta un comprensivo conjunto de obras al que se suman instalaciones entre las que sobresale la del artista
Tunga, conocido en Buenos Aires por una performance realizada en el Centro Cultural Recoleta.
La Carta de Pero Vaz de Caminha, escrita entre el 22 de Abril y el I° de Mayo de 1500, informa sobre “ el encuentro del indio con el europeo, en un puerto seguro del litoral sudamericano que parece tener todos los indicios de un Eden aún no violado”. Publicada por primera vez en 1817 en Río de Janeiro, es ahora interpretada por artistas portugueses y brasileños contemporáneos y en cierta forma preside esta valiosísima y enriquecedora exposición cuyo propósito, enunciado al principio de esta nota, fue logrado a través de una organización impecable que no dejó nada librado al azar.
Itinerante hasta el año 2002,esta exposición llegará fragmentada a Buenos Aires entre Abril y Mayo. El Arte Barroco se presentará en el Museo de Bellas Artes; la Sala Cronopios del Centro Recoleta albergará Arte Popular mientras que Imágenes del Inconsciente y Arte Contemporáneo serán exhibidas en la Fundación Proa y el Museo de Arte Moderno respectivamente.
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Portugal y España son los países también elegidos para su presentación.
Publicado en Arte al Día
Remo Bianchedi – Leandro Erlich
Antes de inaugurar su actual exposición en la Fundación Klemm, Remo Bianchedi nos envió un pequeño
libro de su autoría. Se trata de un diálogo que establece con Max, su alter ego, y confirmamos una vez más la
hondura de su pensamiento que se traduce en cortas frases, p.ej. “La soledad Max siempre se hace con otro”, “Max, el estrépito no cesa”, “ Lo que complica Max es la explicación”, “Soy cuerpo con huellas Max”.
Y esta última es para nosotros la síntesis de los 50 dibujos, técnicas mixtas, de gran tamaño, serie titulada “Los Inocentes”. Obra trabajada con el cuerpo, Bianchedi necesitaba apoyarse sobre el papel en el suelo, dejar las huellas de sus pisadas y los chorreados que terminan en un instante preciso, es decir necesitaba poner en escena el proceso de creación.
Dibujante Spilimberguiano, creemos que esta comparación no puede disgustarle, en cuanto a que su dibujo trasciende cualquier anécdota, se siente su carga de humanismo y de verdad, refleja una intensa melancolía y lo más importante actualmente, rompe los convencionalismos visuales por medio de técnicas convencionales.
La figura humana, tema excluyente, aparece esquemática, cruzada por grafismos a veces sutiles, otras, lacerantes, recursos a los que el artista apela para que ella penetre en nosotros no sólo visualmente. En muchos casos la línea que comienza con fuerza, se vuelve frágil hasta desvanecerse. Otro recurso es la inversión de la figura, esto nos distancia de ella y al alterar una realidad aceptada, la convierte en una sensación pictórica y gráfica.
El artista alemán Georg Baselitz (1938) dice “que el plan más sencillo para poner en práctica una idea consiste en hacer una cabeza, ésta nunca es un retrato sino la portadora de mis ideas artísticas”.Por eso las cabezas en Bianchedi tienen un dibujo muy estructurado, definido, preciso, contundente.
¿Quiénes son “ Los Inocentes”?. Una realidad que no está en el cuadro. Los marginados del sistema social y como Bianchedi intenta revertirla a través del arte en acción, ha creado la Fundación Nautilus, taller de diseño y oficios que rescata a 50 chicos de la calle para insertarlos social y laboralmente y que funciona en La Cumbre, Córdoba, con exitosos resultados.
De este artista son inolvidables “La Noche de los Cristales”(1993), “ De niño mi padre me comía las uñas”(1995), “El pintor y su modelo”(1999) y ahora “los Inocentes”. Gracias , Max.
Hasta fines de Octubre. Marcelo T de Alvear
Leandro Erlich nació en Buenos Aires en 1973 y vive en U.S.A. desde hace dos años. En 1992 obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes, frecuentó el Taller de Barracas en 1994, fue acreedor de la Mención de Honor en el Premio Braque de Objetos en 1995 y una beca patrocinada por la Fundación Antorchas.
Exhibe en Ruth Benzacar obras realizadas en distintos períodos, p. ej. “El Ascensor”(1995). Efectivamente la caja de un ascensor pero al abrir la puerta el miedo nos invade, sólo nos espera el vacío.
Una maqueta en madera, acrílico, agua, “La Pileta”(1998). Una pileta de natación, el agua cubre la superficie pero por un orificio vemos a una persona caminando por el fondo, sin que el agua la toque. Sensación de inestabilidad, incredulidad.
También de 1998, dos inofensivos cochecitos de colección, “Sin título”, técnica mixta, atravesados, no
permiten escape alguno. Un típico pasillo de casa de departamentos, al que espiamos a través de la mirilla
pero en realidad nadie llamó a la puerta. Otra vez el vacío.
En “El Living”, exhibido el año pasado en la misma galería, un espejo reflejaba sillones, adornos, mientras que la imagen del visitante estaba ausente. Sensación ambigua, entre el desconcierto y la incredulidad.
Se reproduce “Lluvia”, obra que comentamos en Abril en ocasión de la Bienal del Museo Whitney de Nueva York como una de las instalaciones más destacadas. Un espacio que desafía nuestra percepción de lo real y lo no real, una lluvia encerrada entre ventanas e iluminada cada tanto por un rayo, el sonido de ambos, la sensación de estar protegidos, la lluvia jamás nos mojará.
Ambigüedad, angustia, inestabilidad, encierro, tras la apariencia cotidiana de objetos o situaciones. Erlich logra su propósito: cambiar la percepción del espectador, descolocarlo.
No constituye una experiencia visual que apunte a complacer el ojo o arrobar el espíritu. Reconocemos una idea que el artista desarrolla con cierta distancia, sin dramatismo externo pero éste queda instalado en el pensamiento del que lo contempla.
Publicado en Ambito Financiero 5/10
Aldo Sessa – Silvia Young
Aldo Sessa,(1939), Miembro de Honor de la Federación Argentina de Fotografía, Académico de Número de Academia nacional de Bellas Artes y Socio Honorario del Foto Club Buenos Aires, inició su actividad fotográfica en 1957. Viajero, conocedor profundo de nuestro país, ha concretado también ensayos fotográficos sobre diversos temas en relación con países como Israel, Marruecos, Tailandia, Birmania, India.
Lleva realizadas más de 50 exposiciones individuales y colectivas, entre ellas, la retrospectiva de 1989 en el Museo de Bellas Artes, más tarde exhibida en Santiago de Chile y en Mar del Plata. Presentó “Vida y Gloria del Teatro Colón” en el Salón Dorado de dicho teatro, luego expuesta en Río de Janeiro, Bruselas y Milán.
“Los Argentinos”, 400 retratos de personalidades y “Los Gauchos”, fueron mega exposiciones que atrajeron casi un millón de personas. Coleccionista de fotografías y cámaras antiguas, su tríptico de 6.00 x 2.00 m. “Antes del Principio”(1976), se exhibe permanentemente en el Centro Espacial de la Nasa. Otro tríptico de igual tamaño pertenece al Planetario de la ciudad de Buenos Aires así como “Humorum”(1980), al National Air and Space Museum, Washington, D C.
Ha ilustrado con sus pinturas y fotografías más de 36 libros con textos de Jorge L. Borges, Silvina Ocampo, Silvina Bullrich, Manuel Mugica Láinez , Félix Luna y en 1980 “Fantasmas Para Siempre”, el primer trabajo en conjunto con el célebre escritor norteamericano Ray Bradbury publicado en U.S.A.
Celebrando 20 años de colaboración y amistad presenta hoy en la Sala J del Centro Cultural el nuevo libro “Sesiones y Fantasmas”, una muy cuidada y calificada edición, con prólogo del autor mencionado que nuclea una serie de fotografías realizadas en los últimos 10 años en su estudio y cuyos originales serán exhibidos hasta el 26 de Noviembre.
En momentos en los que siguiendo algunas pautas mediáticas a la moda, cualquiera, con una cámara fotografía un baño, una cocina, personas en situaciones cotidianas o escatológicas, llamada ahora “fotografía casual”, reservadas para la intimidad y se lo eleva a la categoría de fotografía conceptual, testimonial y hasta impresionista, es reconfortante encontrarse con las fotografías de un maestro como Aldo Sessa.
Fascinantes en lo compositivo, intemporales, realzadas por contrastes lumínicos, el tema se ve transfigurado por una elaborada gama de grises. Sessa toma referentes conocidos en los objetos utilizados por muchos artistas, el bombín de Magritte, el hombrecito articulado de madera de un De Chirico o de un Man Ray, las carnívoras flores de O’Keefe, la quietud de un vaso o florero de Lacámera, la naturaleza muerta de un boudoir de una ex diva en decadencia.
Estas inevitables asociaciones personales van acompañadas de la admiración por la manera en la que Sessa nos hace entrar en su mundo poético, refinado, de luces y de sombras donde todo ha adquirido una sutil levedad y fragilidad, donde todo se ve a través de un ojo que capta lo que está más allá del objeto.
Nada más apropiado que el título elegido “Seances and Ghosts” (Sesiones y Fantasmas) ya que Bradbury señala que “lo que hace a una buena fotografía es captar lo que está allí pero parte de su calidad reside en lo que no está, es una sesión de espiritismo dentro del cuarto oscuro…”
“Desde las 2000 hojitas de afeitar que cubrían el piso de una ambientación en el Espacio Giesso, pasando por los vidrios y espejos rotos y las ramas clavadas por miles de alfileres presentadas en la primera versión de “a, e, i. u, o”, hasta estas ropitas infantiles que aparecen crucificadas, Silvia Young no necesitó mostrar sangre para señalar el dolor, el desgarramiento.
¿Busca hacer con lo suyo una provocación estentórea?.Creo que no. Expresa un resentimiento, un enojo, quizás ancestral ante el desplazamiento de la diosa como divinidad absoluta o ante la condición femenina de ausencia, de “otredad” como la calificaba Lacan.
Los alfileres clavados en estas frágiles vestimentas así como las demasiado obvias referencias fálicas o vaginales, aluden a la violencia, a la discriminación ,al sexismo en la vida cotidiana.
Pienso que su lenguaje busca romper los modos artísticos convencionales, desplazar el énfasis sobre el objeto a favor de la concepción perceptiva, imaginativa o creativa del contemplador en punzante repulsa a toda trivialización.
Silvia Young no encaja en absoluto dentro del arte “bello” que se suponía debían realizar las mujeres”.
Con este texto escrito para el catálogo de su última muestra individual en 1996 en la Fundación Klemm, nos sumamos a la muestra homenaje que se rinde actualmente en el Centro Cultural Borges a esta valiosa artista fallecida en un accidente automovilístico en 1998.
Publicado en Ambito Financiero 2/11
Bienal La Habana
Fueron insuficientes los ocho días pasados en La Habana para tener una completa visión de las 800 obras pertenecientes a 170 artistas procedentes de 43 países que se dieron cita en esta hermosa ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1982, con motivo de la VII Bienal, convocada por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.
Seminarios con la asistencia de importantes críticos de arte internacionales, entre ellos, Harald Szeemann(curador de la Bienal de Venecia 1998), encuentros de Teoría y Crítica de Arte y Arquitectura, intervenciones urbanas, performances, que se sucedían simultáneamente en 30 lugares de la ciudad , nos provocaban frustración ante nuestra avidez por no perdernos nada de esta largamente meditada bienal bajo el convocante pensamiento “Uno Más Cerca Del Otro”.
Las ideas tratadas en los seminarios así como las propuestas de los artistas se relacionan con el comportamiento humano a partir de la introducción en la vida cotidiana de los nuevos medios de información y comunicación; la noción de vivienda y de ciudad, de espacio público y privado; la modificación que el esquema de globalización económica provoca en el orden individual, en cuanto a las nociones de nacionalidad y universalidadd así como en las prácticas artísticas ;la virtualidad del arte, el multiculturalismo, la inserción de artistas y expresiones culturales y sociales de los países pobres en las estructuras e instituciones culturales y sociales de las economías altamente desarrolladas.
Si una Bienal, como lo señala Rafael Acosta de Arriba, Presidente del Consejo Nacional de Las Artes Plásticas, es ante todo un compromiso entre el arte y una ciudad, esto se ha logrado con creces. Los lugares elegidos, edificios históricos de los siglos XVI y XVII, los de La Habana Vieja con sus vitrales, rejas y frondosa vegetación sirven de marco apropiado y contrastante para expresiones contemporáneas.
De los artistas cubanos destacamos la instalación de Carlos Estévez, , refinados dibujos, con poéticos mensajes y botellas de cristal que serán lanzadas al mar una vez finalizada la bienal. Los Carpinteros idearon una ciudad imaginaria, transportable, en lona, con edificios reconocibles de la arquitectura cubana. Abel Barroso alude irónicamente a la alta tecnología a la cual la mayoría no tiene acceso, a través de televisores y computadoras en madera tratada xilográficamente y que pueden ser manipuladas por el público.
Marlon Castellanos, cientos de globos inflados con impresiones de retratos en serie de cubanos que representan la diversidad étnica del país. Para “Ejercicios de Silencio”, Elsa Mora ha creado una serie de instrumentos de bronce, cuyo objetivo es “silenciar” diferentes partes de su anatomía. Las bellas fotos de la artista tomadas por la mejicana Lilian Stein, revelan esta agobiante autoflagelación..
Es imperdible la muestra homenaje a Belkis Ayon (1967-1999), “Siempre Vuelvo”, colografías en blanco y negro, relacionadas con la temática abakúa. Mágicas, poderosas, atrapantes, una expresión de sincretismo religioso cargado de simbología.
“La Gente En Casa”, importante muestra histórica de Arte Cubano de los 60 a los 90 con nombres significativos como Alfredo Sosabravo(1930), Antonia Eiriz(1929-1995), Rafael Sarza(1944),Sandra Ramos(19699, Ruben Torres Llorca(1957), José Bedia(1959), Alexis L. Machado(1970), más conocido
internacionalmente como Kcho y que también presenta una instalación de sus habituales barcas en el Convento de San Francisco. Esta muestra está presidida por “El Tercer Mundo” de Wifredo Lam (1902-1982) que la donara al pueblo cubano.
Quince artistas integran el grupo procedente de Brasil. Entre ellos destacamos a Paulo Climachauca, piedras rematadas con canillas y candados e inscripciones matemáticas cuyo resultado es el cero; los 3000 inflables en formas larvadas que pugnan por escapar, literalmente, del espacio donde se exponen , de Ricardo Ribenboim; las macabras fotografías digitales de Arthur Omar: 24 Estudios Para la Reconstrucción del Guernica de Picasso;el tema tan actual de la clonación en las excelentes esculturas y fotografías de Luis Zerbini.
El jurado presidido por Pierre Restany le otorgó a Diana Domínguez (Brasil), uno de los cuatro Premios Unesco por “Trans-e: mi cuerpo y mi sangre”, una combinación de tecnología y ritual ancestral. Los otros laureados fueron Los Carpinteros y Galería Dupp (Cuba) y el francés Jean Pierre Raynaud, 20 banderas cubanas sobre un muro, un esquema repetitivo que no ofrece ningún interés.
Muy significativos los videos del barcelonés Antoni Muntadas, especialmente “La Sala de Prensa” (1991)y “”La Siesta”(1995). De Paraguay destacamos “Basura- Información”, un cesto gigantesco con bollos de papel de diario de Adriana González Brun y las lenguas de yeso encerradas en una serie de refrigeradores de Osvaldo Salerno, titulada “Y en el centro del sol habría sólo silencio”.
Asistimos a la performance de Peter Minshall de Guyana, reconocido internacionalmente por sus creaciones para los Juegos Olímpicos de Barcelona y Atlanta, que recreó el Carnaval de Trinidad en el que el color rojo todo lo envolvía. Las fotografías, impresión digital para espacio público de Jennifer Allora, (U.S.A.) y Guillermo Calzadilla, (Cuba),residente en U:S:A:y Puerto Rico, una serie de figuras de espalda con el mar como fondo, obligaban a detenernos. Un valor agregado al pintoresquismo de La Habana Vieja y al encanto del Malecón.
“Writing in the Sand” del sudafricano Willem Boshoff rinde homenaje a las lenguas indígenas que acaban de ser oficialmente reconocidas después de haber sido marginadas bajo la dominación europea. Estos escritos en la arena serán barridos al final de la bienal pero estarán listos para una nueva polémica.
Entre las exposiciones especiales , casi 100 obras del ya mítico artista norteamericano Jean Michael Basquiat y del brasileño Helio Oiticica.
El envío argentino, seleccionado por la curadora Margarita Sánchez estuvo compuesto por 13 artistas de destacada trayectoria.
Nora Aslán presentó su serie “Ventanas Chinas”, obras que detrás de su apariencia decorativa, revelan imágenes fotográficas compuestas minuciosamente y que desdeñan lo banal.
Enrique Banfi y Silvana Perl llevaron su arte urbano, textos literarios para ser compartidos por los habitantes de la ciudad, a los muros del Siglo XVI del Castillo de La Real Fuerza.
Fabiana Barreda, a través de sus fotografías de estaciones de subte y aeropuertos parisinos en contraste con espacios semejantes de nuestra ciudad deja al desnudo la desprotección y soledad del ser humano
El Grupo Escombros demuestra que su arte expresa una necesidad de los habitantes de esta región del mundo: la solidaridad de los sobrevivientes y lo hace con un “regalo” que los países desarrollados envían al tercer mundo: un contenedor con basura radioactiva.
León Ferrari y sus láminas con el rostro de Hitler, la portada del diario La Nación y las fotos del ataque a la Embajada de Israel intervenidas con palabras de Jesus en Braille, reflejan su pensamiento crítico.
“No tenés salida”, “Te voy a hacer carne picada”, “Te llegó la hora” , un friso de 62 fotografías compuestas por las palabras que, a la manera de un safari fotográfico, Jorge Macchi realiza por las calles de Buenos Aires con un inquietante resultado.
Liliana Porter presentó sus aparentemente humorísticos videos “Solo de Tambor” y “Para Usted”. Nos resultó muy rebuscado, casi insoportable,. el “viaje” con hongos alucinógenos que Miguel Angel Ríos experimentó con una chamana de Oaxaca y que contaba en el interior de una choza por medio de una gra bación digital.
Es muy poético el envío de Gustavo Romano “La Tarde de un escritor”: Una toma con rayos X de una mano escribiendo sobre una hoja de papel en la que se ven los huesos y la pluma acompañada del sonido de la fricción de ésta sobre el papel.
Juan C. Romero cubrió un muro con afiches del tipo con los que se anuncian festejos populares con las palabras : Desocu. Margin. Extinc., muy elocuentes en su fragmentación.
Graciela Sacco y su proyecto luminográfico, una metáfora de la violencia que nos acecha anónimamente, se cristaliza en imágenes de una mano que nos apunta con un arma desde varios ángulos dentro de una cámara oscura.
Judi Werthein y Leandro Erlich proponen una situación imposible: esquiar y jugar con la nieve en Cuba, hecho que queda registrado en una foto tomada por la Polaroid.
Uno de los muchos hechos positivos de esta fascinante experiencia es que “Uno Más Cerca Del Otro” se cumple en gran parte de las propuestas artísticas, en los lugares que no responden a la estética del no-lugar—La Habana es un ejemplo en este sentido—, en una suerte de resistencia contra el dominio de la tecnología pero sin desecharla, y que impide la verdadera comunicación, en el encuentro con otros seres humanos, en la posibilidad del arte de inventar, imaginar, recrear lo fantástico.
La Habana, intensa, poética, plena de contrastes, es en sí, una Bienal.
Publicado en Arte al Día 5/12