Presentación del libro Gabriela Aberastury
Se abre el libro y encontramos “Resquicio”, collage y óleo s/cartón (1998), seguida de una obra de 2003 “Los siete pecados capitales”, carburo de silicio, vinílico y óleo s/lienzo. Página8: El Aleph (1991-94) composición tipográfica, diagramación de Rubén Lapolla, tapa de El Aleph.
“Historias íntimas” (2010), lápiz s/ papel, “Canciones sin palabras”, libro de artista (2019), una litografía de 1986 “El encuentro”, “Reloj (2017), técnica mixta , una obra de 2017 de la serie “No estamos solos”, también técnica mixta y finalmente, instalaciones de papeles en tiras que fluyen como ríos.
Es sólo un breve muestrario de sus experiencias y y trabajos de toda una vida que pueden resumirse en el texto de Mariano Cornejo “Aberastury o los lugares imposibles”: “la línea pura del gran dibujante, las transparencias del grafito en sus laberintos, su revolucionario arte del grabado, aguadas límpidas, relojes irreverentes, figuras del arte, tiras de textos de decenas de metros en sus recientes instalaciones” .
Ya en 2008, la calificamos como alquimista de los materiales y de las formas: grafismos, entrecruzamientos de diagonales, arabescos, laberintos geométricos, tramas matéricas, escrituras sígnicas, compactas texturas en aparente caos, curvas, volumen, combina técnicas y elementos de su bagaje gráfico para reafirmar la complejidad de su gran riqueza visual.
Gabriela comenzó a pintar desde su infancia: nunca casas, animales o personas. “Pinto mis sentimientos”, contestó a los 4 años frente a pequeñas obras abstractas. Vaya respuesta.
Existe un trazo reconocible en su obra en la que distorsiona el espacio y como ella señaló alguna vez, “el tiempo pierde su cronología”.
Hay textos en este libro de personalidades notables, por ejemplo, el de Rafael Squirru de 1990 “El Asombro Sostenido”. Un recorrido desde su niñez, distintas etapas hasta su adultez, su admiración por Klee, por Kandinsky, el vaticinio de Américo Balán: “Serás grabadora”. Y así fue, los estudios de esta disciplina en Alemania.
Horacio Walter Bauer en su texto “43 años de pintura, dibujo, grabado”, en clave poética la describe como obsesiva y como otros monomaniáticos de fuste “debe creer que la luna existe para iluminar su taller”.
Ya estamos en el 58-59.Varias obras muestran su paso por el taller de Leopoldo Torres Agüero, artista que le dio las primeras nociones del color y de la composición.
Desde la página 52 a la 83 se reproducen en un papel especial las diferentes técnicas de grabado que Gabriela ha abordado con maestría.
Imperdible el texto “A título personal” de Sebastián Spreng, argentino que vive en Miami, un ser extraordinario que pinta y escribe sobre música con igual enjundia, un ser cuya amistad compartimos con Gabriela, que nos enriquece y a quien Gabriela instó a convertirse en crítico musical, como tal es implacable, frontal y honesto.
Para definirla Sebastian dice “ es tan inaprensible como ingobernable”. Comparten la plástica y la música, lo visual y lo sonoro. Agrega: “con ella se recorren todos los tiempos musicales posibles”.
Utiliza la palabra alemana Langsam, o sea lento, la italiana Maestoso: señorial, de manera digna y Vivace, vivaz, rápidamente.
El capítulo Dibujo tiene una emotiva introducción de Gabriela. La muerte de su padre la llevó a dibujar dos autorretratos de gran delicadeza y en esas 20 0 30 páginas nos va a regalar laberintos, traslúcidos paisajes invernales, opuestos de rectas y curvas, delicadísimas gamas del negro profundo a grises y algunas también delicadas notas de color.
Julio Sánchez Gil de la Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo en su texto : “Gabriela Aberastury o la fuerza en el arte” conoció a Gabriela en Madrid en mayo del 2007, dice que “si nos detenemos frente a uno de sus cuadros, un dibujo, un grabado, un libro ilustrado en ediciones especiales para bibliófilos o un objeto elaborado percibiremos que están llenos de literatura, música y sensualidad. En resumen: llenos de emociones y descubrimientos”. Vió una exposición de su obra en el monasterio de Santa Inés de Sevilla y quedó atrapado por el magnetismo de los cuadros dispuestos en un espacio de recogimiento y meditación.
Entramos en el complejo terreno de la pintura de Gabriela. Complejo porque no es solamente óleo S/ tela o papel sino que a este se integran otros materiales: carburo de sílice, vinílico. Complejo porque a través de sus procedimientos propios y técnicas diversas, la imagen está cargada de fuerza siempre con esa combinación de trazos rectos y curvos, ventanas al mundo de la geometría y también del surrealismo que se coló gracias a Juan Battle Planas, maestro del automatismo quien le enseñó sus bases a los trece años.
No en vano en el capítulo “Ilustraciones– Ediciones para Bibliófilos”, el poeta Carlos Barbarito que además de poeta tiene gran conocimiento de las artes visuales y que lo ha desplegado en sus textos curatoriales sobre muchos artistas, entre ellos, sus conversaciones con Aizemberg, se refiere a Elisa Breton y Gabriela Aberastury, dos encuentros , un libro.
Elisa, nacida en Chile, conoció a André Breton en New York en 1943 que estaba en el exilio , Gabriela había llegado con su madre a New York ese año, una gran pianista, discípula de Claudio Arrau y Rafael de Silva.
Muchos años después Elisa y Gabriela se encontraron en París donde le entregó una edición para bibliófilos de 16 poemas de André Breton, una edición homenaje al cincuentenario del Manifiesto Surrealista publicada en 1974. 32 ejemplares en los que se reproduce una nota manuscrita de Elisa Breton : “Gabriela, grabados y poemas los siento muy unidos en este libro. Creo que André lo habría sentido así. Gracias por habérmelo ofrecido”. Gabriela comenta su decisión de escribir los textos a mano por la importancia que los surrealistas le daban a la letra escrita.
Oliverio Girondo, Leopoldo Lugones, Borges, Neruda, Sietecases, Molinari, Gabriela Mistral, Delmira Agustini, El Aleph ( se puede escanear un código QR para ver y también escuchar el bandoneón) Virginia Woolf, son algunos de esos maravillosos tesoros para bibliófilos que Gabriela diseñó con tanto amor y conocimiento.
En el texto de Mariano Cornejo que comentamos al principio, también están Turner, Seurat, Rothko, Polllock, Larionov, Goncharova, Arp, Masson, aparecen en fila quitándonos el aliento así como los grandes de la música que también marcaron su vida. Cornejo dice que Aberastury los metió a todos en su taller y les convidó champagne.
No sé si puede estar relacionado pero vino a mi mente un párrafo de un libro de estética taoísta sobre el disfrute de la pintura: “si la representación es maestra entrará por los ojos y despertará respuesta en el corazón de los observadores.”
El viejo maestro dijo “ en mi vida ociosa, tras poner en orden la mente, apuro una copa de vino, toco el laúd y me siento en soledad a contemplar una pintura. Se nota la presencia de los sabios de hace muchos años, y todos los aspectos interesantes de esta vida son absorbidos en la mente”
“¿Qué más quiero? Estoy disfrutando, qué más puedo desear?