Caravaggio en MNBA
Durante la conferencia de prensa con motivo de la inauguración de uno de los acontecimientos más importantes de nuestra pródiga temporada artística, “Caravaggio y sus seguidores”, el director del MNBA, Guillermo Alonso, señaló entre otros conceptos, que uno de los objetivos de la institución es acercar al público las obras de los más destacados artistas de la historia.
Así se hizo con el Doríforo de Policleto, la obra invitada del Museo Nacional del Prado “San Juan Evangelista” de El Greco y la actual exposición que desde 2010 , cuarto centenario del fallecimiento de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610) ha dado lugar a numerosas exhibiciones y debates a nivel internacional.
Debemos destacar el diseño museográfico que se organizó a partir de elementos compositivos del estilo barroco como las diagonales que marcan direcciones ascendentes y loas tonalidades de los paneles acorde con la paleta de Caravaggio, importante tarea a cargo de Valeria Keller y Mariana Rodríguez (MNBA).
Otros créditos relativos a esta exposición corresponden a los profesionales del Area de Investigación del Museo, el apoyo de la Asociación Amigos, el compromiso del Embajador de Italia, Guido La Tella, empresas patrocinantes, entre ellas Fiat Aut Argentina, Iveca, Base 7 Proyectos Culturales.
La muestra concebida por la Dra Rosella Vodret, una de las principales especialistas internacionales de Caravaggio y bajo la curaduría de Giorgio Leone, está compuesta con obras provenientes de colecciones privadas de Malta y Londres así como de importantes pinacotecas de Roma, Urbino y Florencia.
Es vastísima la bibliografía de esta figura clave del arte occidental, un revolucionario que rompió con el pasado , un insurgente contra la hipocresía moral y pictórica, cuya vida fue una suerte de novela negra y sobre el que han escrito sus contemporáneos, Mancini, Baglione, Bellori, hasta las investigaciones de Mauricio Calvesi en 1990 por sólo nombrar algunas, así como las últimas investigaciones de la ya mencionada Rosella Vodret.
Caravaggio pintó sobre soportes tejidos, sobre el dibujo, el boceto pictórico está realizado por veladuras, por estratos de color pobres de pigmentos y ricos de colas. El efecto es refinado, superficies planas, poca visibilidad de las pinceladas, paleta muy colorida.
Posteriormente copia modelos del natural colocados en ambientes oscuros, la escena a representarse estaba iluminada, quizás con espejos que potenciaban la luz del sol que se filtraba por una ventana. Otros procedimientos de la cocina caravaggesca van cambiando a través del tiempo, llegando a oscurecer la preparación hasta el negro.
En el primer núcleo se exhiben seis obras, entre ellas, “San Jerónimo escribiendo” (1605/6), óleo sobre tela, 112x 157cm). El santo está trabajando en la traducción de la Biblia al latín, el brazo extendido sobre los libros, la mano derecha empuña la pluma. Sobre un libro abierto está apoyada una calavera que está a la altura de la cabeza del santo, ya muy viejo. Se destacan los paños blancos, el rojo del manto.
Tanto este cuadro como el “San Francisco meditando” (1606/18), se aclara que este es al estilo de, pertenecen al momento de su fuga que lo llevará entre Nápoles, Malta y Sicilia. Un San Francisco místico, que sostiene una calavera en su mano, medita, su rostro ajado , iluminado, pero que expresa quizás, el frío de la caverna donde se desarrolla la escena.
“Medusa Múrtola , Cabeza de Medusa (1597/98), una obra temprana, ocupa un lugar especial. Pintada sobre un escudo, tal como lo hiciera Leonardo, según Giorgio Vasari, pertenece a una colección particular y es la primera vez que sale de Italia.
Una obra que se supone es de un período maduro de Merisi es “San Juan Bautista que alimenta al cordero”, finales del primer decenio siglo XVII, tema del que había pintado dos cuadros, uno de ellos quizás estaba en el velero rumbo a Porto Ercole donde encontró la muerte a los 39 años. Según los expertos es un cuadro esencial, el rostro rodeado por sombras, no oscuro, un tema relacionado con la idea de la vida eterna y la Eucaristía.
A pesar de grandes rechazos, su manera atrevida de pintar conmocionó a Roma, humanizó a los personajes, quitándoles el aura convencional. Era un pendenciero que se paseaba de espada y puñal. Germán Arciniegas describe muy bien “el fondo oscuro, negro, de donde sacaba a golpes de luz las figuras, poniendo de relieve sus deslumbramientos interiores”.
El papel que jugó Roma en el siglo XVII es quizás comparable al que jugó París durante los primeros años del siglo XX. El mecenazgo de los papas la convirtió en prestigioso peregrinaje para los grandes artistas que adoptaron su técnica, recreándola o copiándola.
En el núcleo restante se exhiben 14 obras, entre ellas, la de Giovanni Baglione, pintor-escritor que dejará un importante testimonio sobre Caravaggio, la de Orazio Gentileschi, del que se dice fue tan diestro con el pincel como con la daga, la de su hija Artemisia con un extraordinario cuadro “Magdalena desvanecida”, una gran osadía para la época, un desnudo de gran erotismo místico. De Giovanni Batista Caracciolo se exhibe “La hijas de Lot”, cuadro monumental en el que se destacan las miradas entre el padre ebrio y sus hijas seductoras además de Tommaso Salini, Valentín de Boulogne, , Mattia Preti, Hendrik van Somer, Orazio Borgianni .
El catálogo de casi 300 páginas contiene estudios de carácter académico, importantes ensayos y trabajos científicos a cargo de investigadores internacionales, Caravaggio y los Caravaggistas , un ensayo de la relación con la colección del MNBA por Florencia Galesio y otros a cargo del Area de Investigación.
Una muestra insoslayable de un artista y una pintura “para siempre”.
Publicado en Ambito Financiero